El tiempo parece no haber pasado por la sonrisa de este activistahistórico de las peñas flamencas, ni tampoco por el patio de esta vivienda de la zona de El Retiro en el que unos amigos aficionados al cante dieran luz y bautizaran a Los Cernícalos, allá por 1969. En ese mismo lugar sigue viviendo Antoñín, el admirable
Antonio Benítez Manosalbas que lucha diariamente por mantener sólido el espíritu de esta entidad que continúa gozando del respeto de artistas y aficionados del mundo entero. La mitad de su corazón sigue latiendo donde todo surgió, y la otra reposa cada noche en ese local lleno de sabor de la calle Sancho Vizcaíno del barrio de San Miguel.
De los catorce fundadores solo quedan desgraciadamente tres: Joaquín Rodríguez, Pepe Mateos y el propio Antonio. Se dice pronto pero han pasado cincuenta y tres años desde aquel momento en el que decidieron crear esta peña convirtiéndose, además, enla decana de la provincia de Cádiz. De eso siempre han presumido elegantemente sus socios, sobre todo Antoñín que insiste en que “ahora todo parece fácil pero por entonces había que pedir permiso hasta para reunirse”. De vital importanciapara entender el presente del flamenco provincial se considera a esta terna tan aventurera que marcaron el pulso para los que luego llegaron al asociacionismo flamenco.
Aunque las reuniones nocturnas (de ahí el nombre de la peña) se celebraban en un quiosco del
Retiro, fue en su patio donde decidieron que él, incluso en su ausencia por motivos de trabajo, fuese el primer presidente de esta asociación. Pues más de cinco décadas después, ha sido nombrado Vicepresidente por
Manuel Jiménez Verdugo, que ha revalidado su cargo de Presidente en las elecciones celebradas hace una semana. “Antonio participaba pasivamente en las últimas reuniones y eso no podía ser, queríamos que él tuviera más presencia en esta nueva etapa porque es el que nos guía y que esté hasta el final en su peña, él es el alma máter y sabe inculcarnos la importancia de ser Cernícalo”, relata el máximo responsable de la peña.
La Junta Directiva de esta nueva etapa está compuesta, además de los dos cargos ya mencionados, por nueve socios más que van desde la experimentada veteranía hasta la entusiasta juventud, tan necesaria para el relevo generacional. Es importante, pues, el equilibrio que ha conseguido Manuel a la hora de diseñar el organigrama: “hemos intentado incorporar a gente joven para que actualicemos nuestra imagen, en redes sociales y en todos los aspectos porque es necesario”, así como se marcan como fundamental “recuperar la convivencia entre socios porque entre la pandemia y otras circunstancias hemos perdido ese contacto que es clave para el desarrollo de la entidad, así como no abandonar en absoluto las actividades habituales como las Noches de la Plazuela, el Pregón Flamenco de la Semana Santa, la caseta de la Feria o la zambomba”.
Una de las grandes preguntas que cualquier aficionado al flamenco puede hacerse al llegar a la Peña Los Cernícalos es la siguiente: ¿por qué no tienen una sede más accesible? Y aquí reside el “objetivo principal” de la nueva Directiva, en el cambio de sede, “porque la edad media de nuestros socios es avanzada y no pueden acceder fácilmente por mor de las escaleras. Estamos trabajando para que en unos meses podamos decidir definitivamente un lugar donde asentarnos de aquí en adelante”. A medida que las conversaciones van fluyendo, Antonio Benítez recuerda una y otra vez que “la peña está por encima de cualquier persona que llegue, por eso yo no he querido nunca acaparar cargos pero entiendo que debo estar muy pendiente de lo que se hace. Yo he sido Presidente, Relaciones Públicas, he llevado a artistas a concursos, hemos celebrado el Concurso de Guitarra Flamenca que por desgracia ya no se puede mantener por el tema económico, hemos estado en la producción de discos, hemos apostado por la saeta en los balcones…”, y así un buen rato recurriendo a la memoria del anecdotario personal. “Recuerdo cuando llevamos a París a cuatro saeteros: Diego Rubichi, Zapata de Arcos, Ana Peña y Kiki de Castiblanco, y le pagué el viaje a mi señora de mi bolsillo”.
Manuel lo escucha atentamente y se reafirma: “eso es lo que necesitamos siempre, que él cuente la historia de la peña para que los más jóvenes sepan cuál es la importancia de esta entidad, que seamos conscientes a lo que pertenecemos”. Así, la secretaría pasa a ser responsabilidad de Pilar Jordán Álvarez, el tesorero es Rafael Oliva Garoz, el cargo de Relaciones Públicas y contacto con artistas lo asumirán al alimón Jesús Atienza y Andrés Romero, y son cinco vocales los que terminan de conformar este equipo: María del Carmen Atienza Nieto (secretaría), Pilar Crespo Jordán (comunicación), Julián López López (eventos), Santiago Lozano Curtido (mantenimiento) y Ángel de la Orden Torres (mantenimiento).
Hijo adoptivo de la ciudad de jerez
Quizás suponga para muchos lectores una sorpresa el saber que Antonio Benítez no es jerezano de nacimiento, sino cordobés. Nació en junio de 1933 en la localidad de Alcolea, y a los pocos años se trasladó con su familia a Jerez. Por ello, desde hace un tiempo, una serie de personalidades de la ciudad han aprovechado distintas oportunidades para reivindicar la importancia de este gran hombre en el flamenco de la provincia de Cádiz y, sobre todo, de Jerez. Su capacidad para la divulgación, conservación y apuesta por el arte jondo desde su Peña de Los Cernícalos (así como desde la Federación Local y Provincial de Peñas o la Cátedra de Flamencología), ha sido fundamental para el desarrollo del flamenco desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad. Cierto es que ha recibido numerosos reconocimientos durante estos años, merecidos sin duda, pero quien escribe estas líneas vuelve a pedir a la corporación municipal que tenga en cuenta el interés de muchos para que este peñista de oro sea nombrado
Hijo Adoptivo de la Ciudad de Jerez.