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Sábado 23/11/2024
 

Jerez

El Marco teme que la vendimia no cubra las necesidades del sector

La sequía, el calor y la persistencia del levante juegan en contra de una campaña que podría ser deficitaria

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  • La vendimia no arrancará antes de mediados de agosto. -

El Marco de Jerez empieza a hacerse la idea de que la vendimia no va a cubrir este año sus necesidades, dado que en el mejor de los casos la cosecha podría aproximarse a los 57,5 millones de kilos de la pasada campaña y para ello sería incluso preciso que en estos próximos días se dieran unas determinadas circunstancias meteorológicas.

La maduración de la uva está acumulando cierto retraso porque se han unido diversos factores, como las altas temperaturas, el fuerte viento de levante y las escasas precipitaciones registradas a lo largo del año, lo que ha provocado que la tierra esté excesivamente seca.

“Hemos sufrido unas temperaturas muy altas acompañadas también de fuerte viento de levante y al no tener suficiente jugo abajo en la raíz, en la tierra, nos encontramos con el problema de que la viña merma. La uva no está creciendo, cuando normalmente en estas fechas engorda con la humedad y los rocíos, pero el levante y las temperaturas han evitado esos rocíos y tampoco puede succionar nada del suelo porque no hay reserva”, explica Francisco Guerrero, de Asevi-Asaja.  

La primera consecuencia de ello es que difícilmente la vendimia pueda arrancar antes de “mediados de agosto”, cuando el año pasado lo hizo a primeros de mes.

La segunda es que la cosecha va a ser corta. La “esperanza” que mantienen los viticultores es que en estos próximos días “caiga algo de rocío y blandura”, que las temperaturas “no sean excesivamente altas” y que el levante diera una tregua.

De ser así, “se podría conseguir una cosecha parecida a la del año pasado”, que dicho sea de paso ya resultó bastante ajustada y alejada -por poner un ejemplo- de la de 2018, cuando se molturaron 81,4 millones de kilos de uva.  

Esa esperanza va acompañada en cualquier caso de cierto “miedo” porque las previsiones para estos próximos días siguen hablando de temperaturas muy altas y algo de levante.

“Si viniera un tiempo bueno de rocío y blanduras, si no hubiera levante y las temperaturas no fueran excesivamente altas podríamos conseguir una cosecha similar a la del año pasado”, resume Guerrero.  

En caso de persistir el escenario actual, “se produciría un desfase” entre la producción y las necesidades del Marco porque “se uniría el hambre con las ganas de comer”.

Y es que al incremento de las ventas que se viene observando en los últimos tiempos hay que sumar la creciente demanda de sherry cask o botas envinadas para el posterior envejecimiento de whiskies y otras bebidas espirituosas.

“Este negocio, que existía anteriormente pero al que no se le daba mucha importancia, se ha puesto ahora de moda y se está demandando mucha vasija envinada, por lo que se necesita vino”, explica Francisco Guerrero.

El caso es que la suma de estos dos factores, unido a una cosecha que se prevé corta, augura ya nuevos problemas en el Marco de Jerez.    

Movilizaciones a la vista

Y a todo ello hay que añadir las diferencias que mantiene la patronal bodeguera Fedejerez con los trabajadores del sector de la vid a cuenta de la negociación del convenio colectivo.

El último encuentro entre las partes -hace un par de semanas- no acercó posturas, por lo que el personal mantiene en el horizonte la idea de convocar movilizaciones para el próximo mes de septiembre.

Desde esa fallida reunión no se han producido avances de ningún tipo.  

Los sindicatos asumen que los trabajadores tienen que “poner de su parte” para tratar de alcanzar un acuerdo, pero demandan esa misma generosidad de la patronal, a quien se ha ofrecido un convenio por cinco años con incrementos salariales del 4 por ciento para los tres primeros ejercicios (2021, 2022 y 2023) y una revisión y actualización al IPC al cierre de 2023 que serviría de base para 2024.

Fedejerez, por el contrario, ofrece un alza del 6,75 por ciento, pero repartido en tres años y una variable de un 2 por ciento en un pago único y puntual en el año que se pacte.

Los representantes de los trabajadores se muestran abiertos incluso a explorar “otras posibilidades” de cara a esa subida salarial, pero sin dejar de “perder de vista el IPC”, que cerró el mes de junio con un repunte del 10,2 por ciento ni condicionar ese incremento a una disponibilidad de “24 horas al día durante los 365 dísa del año”.  

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