El
sector de la vid afronta una semana clave en la resolución -o no- del conflicto generado en el proceso de
negociación del convenio colectivo.
Representantes de los trabajadores y de la
patronal Fedejerez se reunieron el viernes en el
Sercla sin alcanzar ningún tipo de acuerdo, por lo que a partir de este martes dará comienzo una huelga de cuatro días que coincide además con un nuevo encuentro entre las partes.
Desde
FICA-UGT, su secretario Antonio Montoro ha lamentado la “irresponsabilidad” de la patronal al no ofrecer ninguna propuesta que puedan aceptar “para poner fin a esta situación”, manteniéndose en su posición de
“cargar la inflación y el IPC sobre los trabajadores”.
Montoro ha dejado claro que la intención de la comisión negociadora y de su sindicato es “poner propuestas sobre la mesa” y ha expuesto que la patronal “quiere seguir con la conflictividad y queriendo meter la mano en el bosillo de los trabajadores de la vid”.
La patronal Fedejerez ha salido al paso de estas declaraciones asegurando entre otras cosas que las condiciones que están ofreciendo las bodegas mejoran a las recientemente aceptadas por los representantes de los trabajadores en otras regiones vitivinícolas españolas.
Sin ir más lejos, sostiene que
los porcentajes de subida que ofrece “son superiores a los que se han acordado en otros convenios colectivos aplicables al sector del vino en España, como es el caso, por ejemplo, del firmado este viernes en la provincia de Valladolid y aplicable a 190 empresas de la Ribera de Duero, que afecta a más de 4.000 trabajadores”, para los que se ha pactado una subida salarial del 3,5 por ciento.
Fedejerez asegura haber realizado “un verdadero esfuerzo” para ofrecer “la máxima subida posible sin comprometer la viabilidad de las empresas del sector”, incidiendo sobre todo en las pequeñas.
En este sentido, la última propuesta de subida global de salarios –entre la subida ordinaria en tablas y la extraordinaria por la inflación coyuntural- ha sido de
un 4,0 por ciento para 2021; un 5,5 para 2022; y un 4,0 para 2023.
Al mismo tiempo, explica que la flexibilidad de la que están hablando los representantes de los trabajadores contempla que “cuando las necesidades extraordinarias de la producción así lo requiera”
se podrá trabajar “un máximo de diez días al año” entre sábados, domingos y festivos, que serían compensados a razón de 150 euros por día trabajado.
“Nada que ver, pues, con el mensaje que algunos han dado a los trabajadores indicándoles que Fedejerez pretende que la plantilla trabaje de lunes a domingo”, apunta la patronal.
Por último, advierten de que “a la extremadamente difícil situación de los mercados de bebidas en todo el mundo -como consecuencia, entre otros factores, de la guerra de Ucrania y de la elevada inflación generalizada- se suma una preocupante caída del consumo, con carácter general, que puede comprometer gravemente el futuro y la propia supervivencia de muchas empresas del sector”.