“Quillo, ¿nos vemos en la Feria hoy y comemos?” “Venga, quedamos sobre las tres y vamos viendo”. Esta podría ser una conversación cualquiera entre dos amigos que van a la Feria, pero es algo que se está perdiendo. En los últimos tiempos
se está dejando menos lugar a la improvisación. ¿Se está perdiendo la espontaneidad? Puede ser.
Ahora casi que hay que tener contratado a una persona para que te organice la agenda y tener toda tu vida controlada. En los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia que nos ha hecho cambiar todos nuestros hábitos, se ha puesto peligrosamente de moda reservar para absolutamente todo.
Ahora tienes que saber con días de antelación lo que vas a hacer un fin de semana no vaya a ser que te quedes sin sitio en el restaurante al que quieres ir. O ya no en un restaurante, casi en cualquier bar. Y, evidentemente, la Feria no iba a ser menos.
Desde hace semanas hay casetas que han colgado el cartel de completo.
Se nos obliga prácticamente a tener programada cada una de las cosas que hacemos en esta ciudad efímera del González Hontoria.
Habrá quien haga hasta unos horarios e itinerarios para controlar cada día. Siempre se ha dicho que a la Feria se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale.
Pero esto se ha exagerado tanto que ya el cuándo entras lo tienes que saber con muchos días de antelación. Con lo bonito que es quedar con tu gente y lo que surja. La vida misma.
Y bueno, todavía se puede rizar más el rizo, porque
la gran mayoría de casetas, cuando reservas, exigen que tiene que ser con menú. No vaya a ser que quieras tú pedirte cualquier cosa de la carta y tengan que improvisar algo.
Nos estamos cuadriculando y no nos damos cuenta. Y precisamente la Feria sea el espacio donde nos salimos de todas las aristas, donde lo más cuadriculado son los adoquines de los paseos principales, aunque, llegada una hora concreta uno no sepa si esos cuadrados son más o menos rectos.
Menos mal que siempre nos quedará el verdadero espíritu de todo esto y a partir de la tarde todo ese encorsetamiento desaparece para dejar paso a la autenticidad.
Disfruten de lo poco que queda da Feria, no hagan planes, que lo que surge de improvisto se disfruta más. Por cierto, yo tengo ya mesa reservada para el miércoles de Feria de 2026, que luego me coge el toro.