Cáritas Algeciras atiende a 2.700 familias algecireñas con problemas económicos en 2011, casi 1.000 más que el año pasado. El perfil de los ciudadanos que la organización cristiana ha ayudado a través de las 16 parroquias de la ciudad ha ido variando desde que surgió la crisis económica. Es tan diverso que, en definitiva, el usuario de Cáritas puede ser a día de hoy cualquiera, lo que refleja que la organización funciona como un termómetro de la situación social de la ciudad.
Ha aumentado el número de familias de clase media y alta que se han visto obligada a pedir ayuda a la ONG después de que la crisis cambiara su situación económica. “Incluso hay personas con necesidades urgentes que ocultan su situación por vergüenza y hay que ir a buscarlos”, asegura el director de Cáritas Algeciras, Juan de Dios Regordán, quien añade además que “son familias que han vivido por encima de sus posibilidades durante años y ahora hay que enseñarles a vivir de otra manera”. La ayuda que presta Cáritas es muy variada y depende de la necesidad de cada persona. La organización ofrece desde vales para comprar comida a realizar el pago de recibos de la luz, agua, alguna mensualidad del alquiler o compra medicinas. En estos conceptos Cáritas ha gastado 9.000 euros en los últimos seis meses. También se ofrece ropa ya sea en las duchas del centro de atención social o en las parroquias que tienen servicio de ropero.
Extranjeros
El Centro de Atención Social Padre Cruceyra no distingue en cuanto a nacionalidad ni religión. Es por ello que durante este año ha atendido a un 40 por ciento de población extranjera. La mayoría de estos extranjeros fueron de nacionalidad marroquí seguidos del colectivo de bolivianos y del rumano.
De todas formas, la mayoría de los necesitados que acuden al Centro de Atención Social Padre Cruceyra son usuarios diarios y que residen en Algeciras, según los datos facilitados por la propia organización benéfica. La mayoría de estos extranjeros llevan años viviendo en la ciudad. Se dedicaban al sector de la construcción y ahora no hay trabajo y tampoco tienen dinero suficiente para regresar a su país de origen.
En cuanto a los sin techo, Cáritas tiene contabilizadas a 52 personas que viven en las calles de Algeciras, una cifra que se ha visto aumentada en cinco más en el último año. Tampoco hay un perfil definido para ellos. “Cada uno tiene un perfil, una historia diferente detrás”, explica Regordán.
Financiación
Cáritas se financia a través de las donaciones. Hay socios fijos que aportan cuotas de diferente cuantía en función de la capacidad económica de cada uno, gracias a estas aportaciones la organización logra unos 1.500 euros al año. La ONG cristiana cuenta además con la ayuda de empresas privadas que aportan cantidades económicas puntualmente y organizan actos solidarios en beneficio de Cáritas. El último ejemplo ha sido una cena solidaria promovida por AESBA y en la que se han recaudado 10.000 euros.
También se nutre de donaciones puntuales de ciudadanos anónimos o no que quieren aportar su granito de arena a la ONG. Hace unas semanas se estropeó la cámara del comedor y se pudo arreglar gracias a una aportación ciudadana que podría decirse que vino del cielo.
Un importante apoyo para Cáritas es el Banco de Alimentos del Campo de Gibraltar. sin su ayuda la organización no podría dar respuesta a los hambrientos que acuden al comedor social. “Somos un equipo”, asegura Juan de Dios Regordán.
Comedor
El Centro de Atención Social Padre Cruceyra, gestionado por Cáritas, no solo se compone del comedor, donde se llenan los estómagos de 130 personas diariamente. También dispone de dos duchas que se abren tres veces en semana y que se usan por una veintena de personas cada día. También se ofrece servicio de peluquería, atención médica y ropa.
A los 35 voluntarios del centro de atención social les parece casi un milagro poder dar respuesta a los necesitados con los pocos recursos disponibles. El director de Cáritas recuerda que son personas creyentes y cada día echan mano de la fe para salir adelante cuando el ingenio se agota.
Regordán reconoce que poco a poco Cáritas ha ido asumiendo funciones propias de las diferentes administraciones, donde Asuntos Sociales no llega, siempre aparece Cáritas, al igual que ocurre con la delegación de Vivienda, que deriva muchos casos a la ONG. “Incluso muchas veces los usuarios llegan a nosotros enfadados porque no han obtenido respuesta de la administración, a veces se trata tan solo de escucharles”, abunda el responsable de Cáritas.
Récord del Banco de Alimentos
El Banco de Alimentos del Campo de Gibraltar ha batido todos los récord de recogida de kilos en la campaña especial que todos los años organiza en las grandes superficies de la comarca. Se ha alcanzado la mejor cifra de los dieciséis años de historia de la ONG.
Así lo ha anunciado su presidente, José Cabello, quien ha preferido no detallar la cuantía de kilos de alimentos recogidos, aunque ha remarcado que la respuesta de los campogibraltareños un año más ha sido unánime.
Cabello ha mostrado su agradecimiento a los ciudadanos porque debido a su solidaridad el banco de alimentos ha podido dar respuesta a todas las cáritas, asociaciones y centros acreditados que dependen de él. “Son pocos los que no nos han realizado peticiones”, explica el presidente de la asociación.
“La crudeza de la crisis económica va en progresión directa con el aumento de la solidaridad, siempre he mantenido que el Campo de Gibraltar es una zona solidaria por excelencia”, asevera Cabello.
Existen nueve bancos de alimento en Andalucía, ocho en las capitales de provincia y uno en la comarca. Las fuentes de financiación de esta ONG son tres principalmente: las donaciones ciudadanas, las campañas de la operación kilo y el intercambio de alimentos con otros bancos, ya que entre ellos también rige el principio de la solidaridad.
Asimismo la organización cuenta con empresas amigas que suelen colaborar cada año. Actualmente una docena de incombustibles voluntarios trabajan en el Banco de Alimentos. Pocas son las manos siempre y hace falta un administrativo.
Comedor
Son las 11.30 horas en el comedor del Padre Cruceyra pero podría tratarse de la cocina de cualquier restaurante de la ciudad en hora punta.
En una olla enorme hierve una sopa de mariscos, mientras que en el fogón de al lado se termina de hacer el segundo plato, toca rosada con patatas. Paco, el cocinero del comedor y la única persona que cobra por su trabajo en el centro, explica que tiene que dejarla media hecha ya porque si no no estará lista para cuando lleguen los comensales. Y es que para dar de comer a 130 personas en una hora y cuarto cada día hay que tener mucha organización.
En la cocina todos colaboran y se mueven mecánicamente como si llevaran toda la vida haciendo ese trabajo. Los voluntarios del comedor Padre Cruceyra van de un lado para otro ayudando a Paco y organizando alimentos. Una de las voluntarias agita en la mano un manojo de acelgas, “mira para hacer un potajito”, exclama, y es que a pesar de tratarse de un comedor social los detalles se cuidan con mimo, como en cualquier restaurante aunque sin los mismos recursos. Es por ello que toca agudizar el ingenio para servir el menú con lo que haya. De postre toca tocino de cielo, Paco tiene que echar mano de la repostería porque escasea la fruta fresca.
El director de Cáritas Algeciras, Juan de Dios Regordán, explica que se intentan elaborar menús equilibrados y variados. Además sobre la encimera están ya dispuestos en sus recipientes los menús preparados para el servicio de ayuda a domicilio que presta la asociación Acasa.
En la despensa del comedor se encuentran los alimentos perfectamente etiquetados con su fecha de caducidad, aquí no se puede permitir el lujo de que algo se eche a perder.
Aún falta media hora para que abra el comedor y ya hay dos personas esperando en la puerta. “La comida está muy rica y al menos comemos un plato caliente al día”; dicen.
El comedor tiene espacio para sesenta comensales, por lo que hay tiempo incluso para tres turnos de almuerzo. Grandes jarras de agua presiden las mesas, que en tan solo media hora estarán completamente llenas.
Juan Paradas es uno de los 35 incombustibles voluntarios del centro de atención social Padre Cruceyra. Explica que el centro no sólo comprende el comedor, sino también las duchas, servicio de peluquería e incluso atención médica. Aunque también hay muchos ciudadanos que acuden al centro simplemente para ser escuchados y de eso Juan sabe mucho. “Nos cuentan toda clase de problemas y hay días que lo pasas mal”, asegura este voluntario que jamás mira el reloj cuando está en el centro. “A veces necesitan que tú les hagas ver la nueva realidad a la que se enfrentan y eso no es fácil”, afirma. Todos los voluntarios coinciden: “para ayudar al centro hay que venir y conocerlo”.
Como cada año el comedor Padre Cruceyra prepara los almuerzos del 24 y del 31 de diciembre. Este año además las fiestas caen en sábado, y los voluntarios van a hacer un esfuerzo especial por abrir esos días tan señalados. El comedor abre de lunes a viernes y los fines de semana entrega bolsas con alimentos, pero este año se hará una excepción al tratarse de días tan señalados. Los menús como también es tradicional incorporarán productor típicos de Navidad.