Apareció el sol del arte que ilumina a los toreros y de esta forma, la emoción se traspasa a los tendidos. El triduo en el templo jerezano del toreo, fue celebrado por la parroquia con júbilo. El jueves traspasó el umbral de la puerta grande Cayetano, valiente, elegante, lo lleva en la sangre, bebe de los aires rondeños. Ese día El Fandi, airoso como los Cármenes de su ciudad natal, honrado y entregado a tope. López Simón no pudo repetir el triunfo, con indulto, del pasado año. San Isidro le puede devolver la confianza. La necesita.
Juan José Padilla apoyado por el paisanaje, volvió a darle la razón a su inolvidable maestro Rafael Ortega, cuando comentaba “ el Panaderito va a ser torero”. Garra, valor y profesionalidad , las mantiene intacta. Morante se sintió a gusto en una de las plazas de sus preferencias. No tiene ancho ruedo y una perfecta comunión con el público. Relajado, seguro, inteligente. Fiel interprete del toreo abelmontado, donde se mira en el espejo del Pasmo de Triana. Manzanares, esencias naturales con aires del mediterráneo y mezcla de solera reservada de los ricos caldos jerezanos. Los tres a hombros, el aroma y bouquet en el paladar de los aficionados.
Rúbrica por todo lo alto el último día. Dos toreros de personalidades diferentes. La naturalidad clásica de Alejandro Talavante, encandila a los públicos. Lo cual quiere decir que va acorde con los gustos de hoy. Toreo claro y serio. Dejó un monumento efímero al natural. Roca Rey viene empujando. Quiere mandar. Torea de verdad. Lidiador sobrado de conocimientos pese a su juventud. Sabe lo que hace, expone su cuerpo, somete a los toros y pisa su terreno.
Núñez del Cuvillo ha echado varios toros de bandera, al igual que Zalduendo y de Juan Pedro. Otros les faltaron fuerzas y el tercio de varas pasó de puntillas. Amen.