El Carpena se prendió en llamas el pasado domingo en un partido de esos que quedan anclados en la memoria más por lo que ocurrió fuera del balón. Entre el chorreón de faltas pitadas, técnicas repartidas y decisiones arbitrales que convirtieron el pabellón en un Coliseo romano, hubo un tipo que supo alimentarse de ello para repartirlo a sus compañeros y se llama
Melvin Ejim.
El Unicaja empezó a trabajarse la remontada ante el Gran Canaria cuando el canadiense entró en el parqué en el tercer cuarto. No había jugado ni un minuto anteriormente. Lo que logró cuando entró a liderar la ebullición de su equipo lo explicó muy bien Ibon Navarro.
“Ha aparecido Melvin Ejim, que
para mi ha sido el mejor del partido con cero puntos. Ha cambiado la energía del partido y nos ha dado un plus cuando el equipo ya estaba bien atrás. Nos faltaba consistencia y él nos ha cerrado esas vías”, analizó el técnico cajista. Ejim fue la extensión de la grada en el campo, porque lideró al equipo desde los intangibles.
Y no esperen estadísticas magistrales: cero puntos, cuatro rebotes, un tapón y dos faltas recibidos para un más menos de +11, todo eso en 12 minutos en pista. Si este equipo sabe exprimir a estos especialistas del trabajo sucio, perfiles como Ejim, Alberto Díaz o Augusto Lima, estará más cerca de los éxitos que la afición espera.