Eran algo menos de las tres de la madrugada cuando el aeropuerto de Málaga empezó a vibrar, explosión de júbilo, al ver a los campeones pisando suelo con la Copa entre manos. Fueron pasando primero familiares, periodistas, personalidades políticas con el presidente andaluz
Juanma Moreno, el presidente de la Diputación,
Francisco Salado, y el alcalde de Málaga,
De la Torre, que acabó dando brincos a petición de la Marea Verde.
Los cientos de aficionados que empezaron a llegar a la terminal a partir de las doce de la noche se fueron concentrando en el área de llegadas y cantaron durante horas. Hubo tiempo para el cachondeo, las charlas pospartido y la charanga como música ambiental. "¡Que bote el aeropuerto!", "¡Siempre te llevo conmigo, siempre seré tu bandera!..." "¡Málaga, Málaga, Málaga!" y el "¡Barça, Madrid, la Copa ya está aquí!" fueron algunas de las cantinelas en el búnker de celebración a la espera de los antihéroes de Ibon.
Hasta que aparecieron
Alberto Díaz y Brizuela, copazo en mano y no precisamente líquido, para armar el jaleo absoluto. La afición acabó mezclándose con los jugadores, haciéndose fotos para la posteridad, agradeciendo haber hecho lo improbable. Todos tuvieron su cuota de cariño, por encima de todos el artífice Ibon y el corazón del equipo, Alberto Díaz. Una noche de fiesta que
continuará en la tarde del lunes por el centro de Málaga.
Sobre las 17:00 horas partirán desde Los Guindos hacia la sede de Unicaja Banco, en la plaza de Marina; luego será la recepción en el Ayuntamiento de Málaga, aproximadamente a las 18:00, según informó el club, que concluirá la ronda en el santuario de La Victoria. Lo harán en un autobús descapotable, un clásico de las celebraciones. Será la quinta vez que lo hagan... y no la última.