El fútbol nunca dejará de sorprendernos. Esta frase, tan tópica como cierta, es una de las favoritas de un servidor a la hora de hablar sobre el deporte rey. Una frase que ha traspasado fronteras, generaciones y que va mucho más allá de lo que sucede sobre el terreno de juego, como podrán comprobar ustedes mismos a lo largo del texto que están leyendo ahora mismo.
El Málaga lleva
virtualmente descendido desde su derrota ante la Ponferradina (2-0) el pasado domingo 7 de mayo. Las opciones pasaron a ser más remotas y carambólicas todavía este fin de semana, después de que ninguno de los cinco equipos a los que todavía podía alcanzar el cuadro blanquiazul perdiese.
Ahora mismo,
sólo dos derrotas del Sporting,
unidas a sendos triunfos del Málaga, así como ganar en un ‘goal average’ que ahora mismo favorece a los asturianos por una diferencia de cuatro goles, servirían para
permanecer un año más en Segunda División.
Con todas estas premisas, ¿
de verdad alguien pensaría en viajar este sábado a Vitoria para ver al cuadro boquerón ante un Alavés que se juega el ascenso directo? Pues sí. Y es que el malaguismo parece no conocer los límites de la física ni de la lógica.
Rafael García, fiel seguidor del Málaga y amigo de la casa, nos comenta los motivos por los que él, junto a otros tres compañeros,
estarán en Mendizorroza: “Decidimos comprar las entradas antes incluso de jugar en Ponferrada. Tenemos un amigo en San Sebastián y otro en Madrid, por lo que nos pareció una buena oportunidad para reunirnos todos”.
Pese a que la cosa se ha complicado en las últimas semanas, Rafa, que ya estuvo en Lugo, tiene claro que no se arrepiente de la travesía que va a emprender: “Puede ser nuestro último desplazamiento en Segunda en mucho tiempo.
Seguiré siendo fiel a mi equipo y lo acompañaré en cada campo que juegue. No me arrepiento de nada, y menos con los resultados negativos que han venido”.
Rafa saldrá de Málaga junto a su amigo
Javi Cañestro el viernes de madrugada. Ambos cogerán un autobús que los dejará en Madrid seis horas después. Allí, se encontrarán con
Ismael Montoya y los tres se desplazarán a Vitoria (otras tres horas) en coche particular.
Ya en Euskadi se encontrarán con
Sebastián Moreno, el último miembro de la comitiva. Verán a su Málaga ante el ‘Glorioso’, harán noche en Vitoria y domingo, de vuelta para Málaga.
Pero vamos al quid de la cuestión:
¿de verdad confían en la permanencia? Nos responde Rafa: “Hay muy pocas probabilidades de conseguirlo, lo sabemos. Sin embargo, vamos a ir a por todas. Ahora el Sporting tiene un hueso duro como es el Eibar. Que pase lo que tenga que pasar. Es verdad que ya lo tenemos un poco más asumido, pero mientras siga sin ser matemático
yo confiaré en nuestras mínimas opciones”.
Rafa tiene claro que, en caso de cumplirse lo esperado y consumar el
descenso definitivo será una situación “dura” y que lo pasarán “malamente”. Más allá, tiene claro que van, al menos, “con la fe de llegar con opciones a la última jornada ante el Ibiza”.
El Alavés, inmerso en una mala dinámica
Pese a que los babazorros se encuentran a un solo punto de ascenso directo, lo cierto es que, al igual que los otros equipos de la parte alta, lleva semanas ofreciendo una versión bastante pobre. De hecho, de sus
últimos 12 partidos tan solo ha ganado tres, dejándose puntos ante rivales de la parte baja como Villarreal B, Ponferradina (perdió ambos partidos por 1-0) o CD Lugo (empató a cero ante los gallegos en Vitoria). Además, acumula
tres encuentros seguidos sin ganar.
Hay que recordar también que en el Málaga
ya sabe lo que es ganar al Deportivo Alavés esta temporada. Fue el 18 de noviembre, en la última fecha de la primera vuelta. El equipo entrenado en aquel entonces por Pepe Mel se llevó el triunfo merced a un solitario tanto de Pablo Chavarría.
Otra baza que juega a favor de los andaluces es que
Luis García Plaza no podrá contar con Luis Rioja. El de Las Cabezas de San Juan, que está siendo el mejor de su equipo, será baja al cumplir ciclo de amonestaciones. En definitiva, una oportunidad para seguir soñando otra semana más con el “¿y si sí?”.