Roberto Fernández es el hombre de moda en el
Málaga CF. El delantero está siendo el hombre gol en este inicio de temporada. Pero su labor dentro del campo va mucho más allá. Ha sabido echarse a las espaldas todo lo que concierne a la parcela ofensiva del equipo. Aprieta en la presión, recibe de espaldas, busca los espacios y, para colmo, también sabe asistir.
En la derrota ante el
Castellón le anularon un gol; ante el
Atlético de Madrid B ya sí vio puerta, igual que contra el
Atlético Baleares; no pudo anotar contra el
Recreativo Granada, aunque repartió una asistencia y estrelló dos balones en la madera; en
Linarejos, su diana valió tres puntos. La estadística deja en muy buen lugar al de Puente Genil, que llegaba tras una buena cesión al
Barça B, aunque está superando todas las expectativas previstas.
Haciendo una sencilla regla de 3,
podemos ver que, de seguir esta dinámica, terminaría el campeonato regular con 22,8 goles, muy por encima de su mejor temporada en este aspecto, que fue la pasada con el filial azulgrana, cuando vio puerta en seis ocasiones más otra adicional en el play-off.
Promedia un gol cada 133 minutos, es decir, cada partido y medio. Todo esto, siempre con la inestimable cooperación de un
Dioni Villalba que ha sabido captar rápidamente las virtudes de
Roberto y se encarga en muchas ocasiones del trabajo sucio para darle más libertad al cordobés.
Entre los dos suman cinco goles, más de la mitad de los que suma el cuadro boquerón en su totalidad (9).
Ante el
San Fernando, Roberto volverá a tener una oportunidad de oro para seguir mojando. El cuadro
gaditano es 17º con cuatro puntos y uno de los que más goles ha recibido, con un total de ocho.
El camino es todavía largo y la
Primera RFEF, una competición incierta, pero el
Málaga y
Roberto Fernández ya han puesto la primera piedra para una sólida construcción.