La hija de Lucía Garrido, cuyo cuerpo sin vida fue hallado flotando en la piscina de su finca ubicada en
de Alhaurín de la Torre en 2008, ha asegurado que su padre tenía amenazada de muerte a su madre y que le advirtió que si no se iba de la finca familiar por las buenas se iría por las malas "o en una bolsa de basura".
El
juicio con
jurado comenzó este lunes en la Audiencia Provincial de Málaga y en el banquillo de los acusados se sientan dos personas, el presunto autor material, A.V.G, y la expareja, M.A.H., como cooperador necesario.
Durante la sesión de este miércoles, ha declarado la hija de la fallecida, que tenía 12 años cuando murió su madre, y ha mantenido que pese a que era una niña,
fue consciente del miedo que tenía su progenitora, "estaba muy, muy asustada".
"Una semana antes del crimen,
mi madre estaba muy inquieta, llamó telefónicamente a mi tía y le contó que si le pasaba algo que se quedara conmigo y que apuntaran a él, a mi padre. Luego me sentó y me dijo que podía pasar cualquier cosa", ha relatado a los miembros del jurado.
A preguntas del fiscal, la hija de Lucía Garrido ha dicho que cree que
su padre tuvo algo que ver con el crimen y ha subrayado que su progenitor era conocedor de todos los movimientos de su madre, ya que iba a la finca y porque desde el domicilio que se alquiló veía el interior del inmueble familiar.
La joven, que
ha declarado tras un biombo para no ser vista, ha indicado que tras la separación, su padre les dejó sin agua ni luz y además se llevó el coche con el que su madre la llevaba al colegio.
"Aunque yo era una niña, escuché como mi padre le dijo que teníamos que salir de casa, y
le dijo que saldría por las buenas, por las malas o en una bolsa de basura", ha reiterado, al tiempo que ha mantenido que cuando un juez le ordenó devolver el coche, rajó las ruedas del vehículo.
Ha relatado que unos días antes del crimen su madre estaba muy inquieta, que su
padre se había llevado los perros que tenían en la finca por si alguien entraba y dejó de alimentar a los animales que había dentro, como leones y tigres, por lo que estaban muy nerviosos.
"Mi madre, cuando se levantaba, antes de irnos al colegio,
miraba con cuidado por si alguien había abierto las jaulas de los animales, estaba muy mal, perdió más de veinte kilos en los últimos meses", ha lamentado.
Pese a que su padre aseguró durante su declaración que
no tenía llaves de la finca y que ya no tenían animales, la hija ha dicho lo contrario, y ha destacado que cuando asesinaron a su madre, él no la llamó ni la intentó consolar.
Sobre la
relación que tenía
con su padre, ha dicho que
un día delante de ella mató a su perro y que también la encerró hasta que escribió una carta para el juez en la que afirmaba que quería verlo, todo ello bajo amenaza de que si no lo hacía la Guardia Civil iría a por su madre.
Durante la sesión de este miércoles,
también ha declarado una vecina y amiga de Lucía Garrido, que ha confirmado, como su hija, que el marido la tenía amenazada de muerte, "
la tenía amenazada y coaccionada y le dijo que si no salía por las buenas saldría con los pies por delante".
En otra ocasión, ha asegurado la vecina, "la amenazó con un hacha", al tiempo que ha dicho que el exmarido, además de dedicarse supuestamente al tráfico ilícito de animales, usaba la finca como guardería de drogas, pero que Lucía Garrido no quiso contarle todo por protegerla a ella y a sus hijas.
Ha relatado que el exmarido
dejó de pagar el colegio de la niña, le cortó la luz, el agua y Lucía no tenía para comer, por lo que
algunos vecinos le daban incluso comida y agua por el muro de la finca y ha insistido en que "la mataron porque sabía demasiado, él quería mantener sus negocios y le estorbaba".
Antes del asesinato, "
Lucía era una sombra, un esqueleto y psicológicamente estaba destrozada, no era ella, estaba demacrada, no comía porque todo se lo daba a la hija, que era lo más importante", ha recalcado la testigo.
Esta mujer ha asegurado que cuando denunció los hechos y la
presunta implicación del exmarido comenzó a sufrir presiones, empezaron a seguirla y llegó a observar movimientos raros, por lo que decidió irse a vivir a Noruega.