Los forenses que realizaron la autopsia y otros informes sobre el cuerpo de
Lucía Garrido, asesinada en su finca de Alhaurín de la Torre en 2008, han señalado que la mujer estaba viva cuando cayó a la piscina donde fue encontrada, aunque sin conocimiento tras recibir golpes y ser apuñalada previamente. Además, han dicho que también presentaba signos de haber sido agarrada.
Así lo han puesto de manifiesto tres médicos forenses que han comparecido en la sesión de este martes en el
juicio por el asesinato de Lucía Garrido, por el que un jurado popular juzga en Málaga al exmarido de la mujer y a otro hombre.
Para uno de estos especialistas, las evidencias forenses halladas y
analizadas son compatibles con la hipótesis de los agentes de la Guardia Civil que investigaron el caso de que Lucía Garrido fue golpeada con un ladrillo contundente en la cabeza, trasladada hasta cerca de la piscina, donde es apuñalada,
cae a la piscina sin conocimiento y fallece por el ahogamiento.
Este experto ha señalado que el cuerpo presentaba varias
heridas, contusas y punzantes, que podrían ser compatibles con un ladrillo encontrado en el lugar del crimen y con un cuchillo, que habría atravesado, ha indicado, "
dos estructuras en un solo momento", una de ellas la vena yugular.
Al respecto, ha explicado que el seccionado de un vaso importante, como es la vena yugular, "
causa una herida letal cuando es dejada en el tiempo"; es decir, que "si no se tapona, sigue sangrando" de forma lenta; lo que junto con la pérdida de conocimiento que se habría producido, hace que no pueda pedir ayuda y "ahí la persona está vendida".
Ha señalado que cuando cayó la mujer "
estaba viva, ya sin conocimiento", y al tener los orificios nasales abiertos y la boca dentro de la piscina, "en vez de respirar oxígeno, respira agua", muriendo por asfixia. Ha considerado que estuvo "
un buen rato en la piscina", pudiendo ser que la puñalada cerca o incluso dentro; aunque si no hubiese caído habría fallecido de no recibir asistencia.
Además, ha indicado que puede marcarse la hora de la
muerte sobre las 15.00 horas y ha reiterado que las lesiones fueron causadas en vida, pero ha dicho que la ciencia forense no puede determinar cuánto duró la agresión y el tiempo entre que comienza y se produce la muerte.
Por otro lado, ha comparecido también el jefe del
Departamento de Biología de la Guardia Civil, quien ha ratificado todo el proceso de análisis y reanálisis de restos de ADN que llevaron en 2016, ocho años después del crimen, a la identificación del acusado como presunto autor material del asesinato de Lucía Garrido tras el
reanálisis de los restos hallados en una llave.
Precisamente, estas pruebas realizadas al
ADN hallado en esa llave fueron cuestionadas por los peritos en el primer juicio por este caso, celebrado en 2019, y generaron entonces dudas en los jurados, que llevaron a absolver a los acusados, al considerar que las muestras analizadas en 2008 se consumieron en ese momento con lo que no pudieron repetirse para identificar al acusado.
Este martes, el responsable del Departamento de Biología, que no ha participado directamente en los informes, ha ido
repasando los diferentes hitos en esta investigación, desde el primer informe de 2008, realizado sobre dos hisopos pasados por la llave, hasta los de en 2016 con herramientas más avanzadas y la utilización de un sistema del FBI, que llevó a la coincidencia con el acusado.
Así, ha precisado que el primer análisis
no da rastro identificador por no haber técnicas tan avanzadas, pero que los extractos restantes se guardaron en un ultracongelador, ya que "lo habitual es que no se tiren". En octubre de 2015 llegó un requerimiento de Asuntos Internos de la
Guardia Civil solicitando la comparación de ADN de determinadas personas con el de la llave.
Esos análisis, gracias a los avances, dieron positivo, se obtiene un perfil genético y salta una coincidencia con el acusado, que era el primero de la lista que
proporcionó Asuntos Internos, ha señalado el experto. Un tercer informe sale con conclusión cero, aunque ha precisado que en ese momento, cuando se saca de nuevo el ADN, el análisis va orientado a determinar la identidad de otro perfil, no el del acusado, que ya había quedado identificado.
Los diferentes análisis e informes sobre
ADN en este caso ocuparán varias sesiones en este juicio, como ya lo hizo en el anterior, donde dos agentes que realizaron el primer estudio en 2009 cuestionaron que se guardaran las muestras para poder cotejarlas en 2016, así como su procedencia. Estos están acusados por falso testimonio y serán juzgados en noviembre.