En mayo de 2023
empezó la “pesadilla” de Carmen. Comenzó a sufrí “mareos y vómitos” y se puso “muy malita”. La visita al médico le confirmó que
su función renal “se había deteriorado bastante”, por una “malformación en el sistema inmunitario”, que le diagnosticaron en 2020 y que “estaba relacionada con el riñón”. “Ahí” es cuando su vida “cambia por completo”, cuenta a 7TV Málaga y Viva Málaga.
Su problema de salud
solo tenía dos soluciones:
diálisis o trasplante. La opción con la que se obtiene mejor calidad de vida es el trasplante, pero se necesita el órgano. En este punto, cuenta, los médicos le informaron que en el caso del trasplante renal puede ser
de un donante vivo o muerto. En este momento
entró en juego su madre, también bautizada como Carmen.
“
Cada vez que íbamos al médico los análisis eran peores y el riñón funcionaba peor”, recuerda la progenitora, que “solo quería saber qué podía hacer”. “No quería” que su hija estuviera en lista de espera y cuando le dijeron que podía donar “
me agarré a eso y me entró mucha felicidad”. No se lo tuvo ni que pensar: “
Si yo con uno puedo vivir, le doy el otro a ella”.
Carmen, la hija, tuvo sentimientos “en contra”. Por una parte
le invadió la culpabilidad, porque “no quería que mi madre
pasase por el riesgo de un quirófano”; pero también experimentó “mucha alegría, porque
al final ves una pequeña luz al final del túnel”. La joven de 31 años, recién cumplimos, “
no vivía, sino que sobrevivía”, los meses desde el diagnostico y hasta la operación “he estado muy mala y no tenía ninguna calidad de vida”.
Dos meses después de ser trasplantada y, aunque sigue recuperándose, puede asegurar que la “diferencia es bastante”.
A día de hoy
Madre e hija pueden seguir entrelazando sus manos gracias al “maravilloso equipo” sanitario, al que le “estaremos toda la vida en deuda”. Palabras de agradecimiento también para la Asociación Alcer Málaga, que han sido un “gran apoyo”. Como donante,
Carmen pide a la población que se “informe”, porque el “proceso es muy leve en comparación con la calidad de vida que les dan a ellos”.
Carmen y su madre
son unas de las caras y voces de los 201 trasplantes renales que ha realizado en Hospital Regional de Málaga en 2023. Vidas salvadas como la de
Alba, en su caso sigue viva gracias a la donación de una persona fallecida.
Esta joven de 25 años ha vivido un proceso “complicado”.
Con 19 años le diagnosticaron problemas renales. Sus dos padres “se ofrecieron” a donarle un riñón, su madre no podía al ser diabética, pero su
padre si era compatible. “Él me lo donó”, pero tras el trasplante “
rechacé el riñón al quinto día, porque me dio una trombosis”.
Tras este golpe,
entró en lista de espera para un riñón. Parte de la larga
espera la pasó en diálisis. Es un proceso “durísimo”, pero “tampoco es tan malo,
hay que tener una actitud positiva”. Durante dos años tuvo que acudir tres veces por semana a diálisis: “Sales
muy cansada, te dan calambres, dolor de cabeza, no tienes apetitivo y tienes una dieta muy estricta. No me sentía como si tuviera 20 años”. Pero “nunca perdí la esperanza” y
finalmente sonó el teléfono. En diciembre de
2022 se sometió a su segundo trasplante y “fue fenomenal desde el principio”. “
Todos los días miro al cielo y doy las gracias”, Alba lo dice y su mirada lo confirma, porque “
me ha devuelto mi vida, las ganas y toda mi juventud”. Por la protección de datos, solo sabe que su donante falleció siendo menor de edad y, aunque no sepa su edad exacta, su nombre o qué le pasó, “
siempre estaré eternamente agradecida a esa persona y a sus padres, que fueron los que decidieron donar sus órganos”. Es consciente de que nunca sabrán que sus palabras son para ellos, pero “
que sepan que pueden estar tranquilitos de que su hijo o hija sigue en vida dentro de mí y yo lo estoy cuidando muchísimo”.
Sin la donación de órganos esta noticia no existiría, quizás Alba no hubiera cumplido los 25 años o su estado de salud no le hubiera permitido llegar a la entrevista, por eso ha insistido en lo “importante” que es la donación: “
Estás regalando un trozo de vida al trasplantado, a su familia y amigos”.
El
Hospital Regional Universitario de Málaga realizó 201 trasplantes renales en 2023, cifra récord desde que se hiciera el primer trasplante renal en enero de 1979 y que supera con creces la anterior cifra máxima, los 176 procedimientos del 2018. Este hito sitúa al centro en el
primer puesto de los hospitales andaluces y en el tercero a nivel nacional.