Málaga ya cuenta con su primer diagnóstico de salud. Un primer paso para poner en marcha el primer plan municipal que aspira a mejorar la salud y la calidad de vida de la ciudadanía.
Este primer análisis deja datos alarmantes. El 17% de los malagueños considera que el tabaco no mata.
2.070 vecinos de los once distritos malagueños han respondido a 195 preguntas, acerca de su estado físico y psíquico y la percepción que tienen de él, su alimentación, la frecuencia con la que hacen ejercicio, el número de veces a la que han acudido a su médico o los factores que perciben como perjudiciales para su calidad de vida.
Un estudio dirigido por el doctor Federico Soriguer, que se ha sorprendido al comprobar, por ejemplo, que el 53,5% de la población de la capital reconoce no hacer ningún tipo de ejercicio en su tiempo libre. Y apenas, el 27% lo hace de forma regular.
Un hábito que incide directamente en el peso de su practicante. El 18,8% de los encuestados sufre obesidad. Una cifra aparentemente escasa que contrasta con el elevado número de personas que tiene dificultad a la hora de evaluar si le sobran kilos. El 12% de las personas obesas cree estar en el peso adecuado. Unas respuestas que el director de este estudio ha comparado con las estadísticas y estudios nacionales.
Los malagueños reconocen dormir poco, menos de siete horas, y alimentarse regular. La carne y los embutidos son demasiado frecuentes en la dieta, según el doctor. Y el alcohol y el tabaco aún son demasiado frecuentes. Claro que la situación laboral no ayuda. En el caso de las personas sin trabajo, los factores nocivos para la salud se multiplican. Pero, curiosamente, quienes están trabajando, dado los altos niveles de estrés, tampoco lo pasan mejor.
Acudir al médico no es la fórmula adecuada para gozar de una buena salud, advierte Soriguer. Pero es la percepción habitual de los malagueños que, acuden, con excesiva frecuenta al médico, advierte.
A lo largo de su disertación para presentar este estudio, Soriguer ha recalcado la relación directa que existe entre el nivel de estudios y la detección de hábitos insalubres que repercuten, por tanto, en una peor calidad de vida. Es por ello, que el elaborador del primer diagnóstico de la salud de la capital recomienda al Ayuntamiento, de entrada, combatir la desigualdad y ayudar a elevar el nivel de estudios de su población.