La Unidad de Anestesia y Reanimación (Bloque Quirúrgico) del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga ha logrado acreditarse en el grado Optimo de calidad asistencial, lo que supone la primera unidad que logra este nivel de acreditación en nuestra comunidad autónoma por porte de la agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA).
Constituida por más de 300 profesionales que desarrollan su labor asistencial en los tres centros del complejo hopitalario Virgen de la Victoria (Hospital Clínico, Hospital Valle del Guadalhorce y Hospital Marítimo de Torremolinos), integra las áreas de quirófanos, reanimación, unidad de pacientes críticos, cirugía mayor ambulatoria y de corta estancia, consultas de preanestesia y unidad de dolor.
En este sentido, y a lo largo de estos últimos cinco años, esta unidad ha desarrollado un programa de calidad asistencial que ha abarcado a todos los aspectos del proceso quirúrgico-anestésico, beneficiando a más de 75.000 pacientes en el área de consultas externas, unos 14.000 en las consultas a la atención del dolor; así como a más de 3.500 pacientes ingresados en el área de Reanimación.
Este área ha llevado a cabo en este periodo más de 40.000 intervenciones con ingreso y más de 42.000 en el área de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA). Este alto rendimiento, así como todas estas mejoras han supuesto el reconocimiento y la acreditación por parte de la ACSA a través de las certificaciones de calidad Avanzada (2016) y en Optima (2021).
A lo largo de este proceso se ha promocionado entre los miembros de la unidad, según ha indicado la Junta de Andalucía en un comunicado, "un espíritu de mejora continua en su labor cotidiana, haciéndoles copartícipes de los objetivos asistenciales y favoreciendo el intercambio de ideas con los órganos de gestión tendentes a mejorar la asistencia".
De este modo, han añadido, se ha logrado la elaboración de múltiples protocolos asistenciales que han estandarizado la asistencia y han disminuido la variabilidad; entre los que destacan la gestión de carros de parada cardiovascular, vía aérea difícil, almacenes, botiquines, servicios de soporte, entre otros.
También a lo largo de este periodo, la unidad de Anestesia y Reanimación del Hospital Virgen de la Victoria ha establecido un compromiso con la seguridad asistencial, realizando las modificaciones estructurales y funcionales necesarias para garantizarla en todos sus aspectos: identificación inequívoca de pacientes, confidencialidad de datos clínicos, tratamientos médicos, transfusiones, buenas prácticas clínicas, etcétera.
Por otro lado, unos de los aspectos claves valorados por la ACSA para lograr la acreditación en grado Óptima se ha centrado en el tratamiento del dolor, tanto agudo como crónico, que ha constituido uno de los objetivos primordiales para este reconocimiento, gracias al gran avance en la accesibilidad a la consulta de dolor, incrementando de forma notable la cartera de servicios de técnicas analgésicas con la incorporación de ecógrafos de última generación.
En esta línea, y en el campo del dolor agudo, la unidad ha establecido un programa de atención al paciente con dolor que incluye protocolos analgésicos intravenosos, epidurales y la realización de numerosas técnicas de bloqueos analgésicos realizados en el propio quirófano o en las salas de reanimación postquirúrgica. La analgesia en el parto ha constituido un objetivo prioritario y en siete de cada diez mujeres embarazadas.
Por otro lado, otro de los aspectos valorados en el proceso de acreditación de la unidad por parte de la ACSA ha sido el rendimiento asistencial y de alta calidad que han recibido los pacientes ingresados en el área de cuidados críticos postquirúrgicos, con la incorporación en los últimos años de las más modernas técnicas de asistencia del paciente grave (métodos de reemplazo renal, oxigenación por membrana extracorpórea, asistencia ventricular, etcétera).
La utilización de estos medios y el elevado nivel competencial de sus profesionales ha permitido mantener un elevado nivel en la calidad asistencial del paciente postquirúrgico, y facilitado su versatilidad en esta pandemia del COVID en que parte de sus recursos humanos y técnicos se han utilizado para su asistencia.
El especialista en Anestesia y coordinador del proceso de acreditación, Aurelio Gómez Luque, ha explicado que la calidad asistencial "va íntimamente unida a un programa de formación de sus profesionales tanto en periodo de formación como de mejora continuada de competencias".
En este sentido, la unidad es centro de referencia formativo de profesionales EIR --enfermo interno residente-- "que acuden de forma regular para mejorar sus competencias en nuestras instalaciones".
Además, según Gomez Luque, la unidad ha realizado encuestas entre sus profesionales para detectar sus necesidades formativas y ha establecido programas acreditados para la mejora. Este proceso va unido al desarrollo de una estructura continuada de investigación científica que se refleja en las numerosas publicaciones realizadas por miembros de la unidad en revistas científicas de impacto y en la obtención de proyectos financiados por diversas instituciones regionales y nacionales".
"Paralelamente, estamos colaborando además en el desarrollo de ensayos clínicos multicéntricos con hospitales de referencia de otras comunidades", ha añadido el especialista.
Por otro lado, la Unidad de Anestesia y Reanimación ha llevado a cabo continuas encuestas de satisfacción , mejorando la interacción con el paciente. De este modo, se ha favorecido de forma activa la captación de recomendaciones y se han analizado detenidamente las reclamaciones de los usuarios buscando causas que eviten su repetición.
En este sentido, se han establecido medidas para reducir la demora en la consulta de dolor prácticamente en un 50 por ciento en los últimos años. Asimismo, se está desarrollando un programa de comunicación permanente con pacientes mediante la puesta en marcha de Escuelas de Pacientes específicas o colaborando con otras existentes (Escuela del Corazón, de Espalda, de Cadera, de CMA) con el objeto de obtener información útil en la asistencia que pueda ser incorporada al proceso.