Los avances tecnológicos y científicos realizados en la última década en el campo de la Neurociencia, entre otras cuestiones, han hecho hincapié en la necesidad de trasladar el conocimiento obtenido en el campo neurocientífico a otros medios como, por ejemplo, el contexto escolar y, más concretamente, las aulas de nuestro país.
Conocimiento que, sin duda, permitirá a los docentes conocer de primera mano las herramientas e instrumentos necesarios para saber detectar de manera precoz las dificultades que presentan niños y niñas dentro del aula.
Por otro lado, en el caso de que estas dificultades hayan sido detectadas el conocimiento aportado por la Neurociencia permitirá a los docentes conocer los métodos más adecuados para saber cómo manejar estas dificultades, siempre a la vanguardia de lo acontecido en el contexto clínico y científico.
Los Trastornos del Neurodesarrollo
En los últimos años ha aumentado de manera significativa las cifras de niños y niñas que padecen algún tipo de Trastorno del Neurodesarrollo, siendo el TDAH junto a los Trastornos del Aprendizaje, los más prevalentes en la actualidad.
Patologías que, sin lugar a dudas, requieren un manejo adecuado por parte de los distintos profesionales implicados en el proceso de intervención, desde el Neuropediatra hasta los docentes. Por ello, es fundamental que se realice un abordaje multidisciplinar de estos niños y niñas con el fin de garantizar una mejor calidad de vida a los afectados así como sus familias.
En lo que al contexto escolar se refiere, según últimos estudios consultados, un manejo inadecuado de estos niños y niñas, en un alto porcentaje de casos, puede traducirse en abandono escolar prematuro. Niños y niñas con expectativas truncadas al no poder alcanzar el rendimiento académico esperado según su edad y grupo normativo.
Por lo tanto y, atendiendo a lo anterior, es fundamental que los docentes conozcan de primera mano aquellos signos de alertas que nos hagan sospechar que el niño o la niña, posteriormente, puede padecer un cuadro clínico compatible con alguno de los trastornos anteriormente citados y, además, conozcan las herramientas que, desde la Neurociencia, han aportado evidencias suficientes para el manejo adecuado de estas dificultades. Estas, serían las dos premisas básicas de las que debería partir todo profesional dedicado al sector educativo.
¿Qué signos de alarma hay?
En lo que a los signos de alarma se refiere, en la actualidad, son muchos los autores e investigadores que han dedicado gran parte de su tiempo y atención al estudio de estas variables.
En concreto, si nos centramos en los hitos del desarrollo, estos pueden ser un buen punto de partida para la determinación de distintos signos de alarma. Como el lector sabrá, a lo largo del ciclo evolutivo niños y niñas se caracterizan por la consecuención de distintos objetivos relacionados con el área motora (gateo, andar, la realización de la pinza, etc.), cognitiva (balbuceo, lenguaje, atención conjunta, etc.) y social (sonrisa social, teoría de lamente, etc). Por lo tanto, la no consecución de los mismos en la ventana temporal determinada por los profesionales del sector del Neurodesarrollo podrían ser considerados signos de alarma. Variables que nos harían sospechar que algo no marcha bien en el desarrollo psicomotor de niños y niñas a edades tempranas.
¿Qué papel juegan los docentes en esta problemática?
La escuela junto a la familia, son los principales contextos donde niños y adolescentes pasan la mayor parte del tiempo. Por ello, no es de extrañar que los docentes junto a los padres o cuidadores principales sean considerados los principales informantes en el proceso de evaluación del desarrollo.
En este sentido, es fundamental que los docentes aporten toda aquella información que consideren relevante en este proceso evaluativo. Concretamente, aportarán información acerca del rendimiento académico de estos niños y niñas, así como las dificultades que observan en el contexto escolar en comparación con su grupo normativo. Información que únicamente podrá ser aportada si conocen de primera mano todo lo relacionado con los Trastornos del Neurodesarrollo y, más concretamente, con todo lo relacionado con los signos de alarma asociados a estas patologías.
¿Qué papel juegan las emociones en los procesos de aprendizaje y enseñanza?
Las emociones, sin duda, junto a otros factores podríamos decir que son el motor del proceso de aprendizaje y la enseñanza. En concreto, si atendemos, a las últimas investigaciones realizadas en el campo podremos ser conscientes del papel que juegan éstas en el proceso de aprendizaje.
Como el lector sabrá, las emociones mantienen una estrecha relación con la motivación, la cual a su vez, puede ser de tipo intrínseca y extrínseca en función de donde situemos el foco o la fuente de esta motivación.
Lo ideal siempre es contar con una motivación de tipo intrínseca del alumno, situando el foco de ésta en sí mismo. Motivación que sin duda alguna favorecerá el proceso de aprendizaje y enseñanza.
Atendiendo a lo anterior, la pregunta que debemos realizarnos en este momento es la siguiente:
¿cómo podemos favorecer este tipo de motivación? La respuesta a esta pregunta, en parte, estaría ligada a las emociones. A las emociones que provoca el proceso de aprendizaje y enseñanza. Si utilizamos métodos obsoletos y arcaicos en el proceso educativo obtendremos una baja motivación por parte del alumnado. Sin embargo, si incorporamos las nuevas tecnologías a este proceso aumentaremos de manera exponencial la motivación de los alumnos debido, en gran parte, a las emociones derivadas de este tipo de enseñanza. Por lo tanto, es esencial apostar por métodos de aprendizaje y enseñanza modernos, en los cuales se incorporen los avances científicos y tecnológicos realizados en el campo de la Neurociencia.
Autor: Carla A. Carvalho Gómez - Psicóloga General Sanitaria con formación específica en Neuropsicología y fundadora del portal
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