Una semana de vivencias imborrables, de devoción mariana, de hermandad, y también de inclemencias en un camino especialmente duro. Una semana ha pasado desde que la capital onubense se vistiera de rociera para despedir a sus hermandades. Y este miércoles volvió a salir al encuentro de Huelva y Emigrantes para acogerlas en su regreso a casa y para poner el contador a cero e iniciar la cuenta atrás para el Rocío 2017.
La romería de este año empezó con mal pie por las fuertes lluvias, pero qué cierto es aquel dicho de que mal empieza lo que bien acaba. Si el camino de ida de las hermandades de la capital tuvo que derivarse por itinerarios alternativos, una vez en la aldea, ya con la Blanca Paloma cerca, el sol acompañó a los romeros, y en el camino de vuelta pudieron seguir su trayectoria tradicional.
Así, Huelva y Emigrantes pudieron lucirse este miércoles en su regreso como no lograron hacerlo en su partida.
Pasadas las 18.00 horas, asomaba Emigrantes por la Punta del Sebo, y una hora más tarde lo hacía Huelva. Cada una se adentraba al centro desde puntos opuestos, pero confluían, con una hora de diferencia, a las puertas del Ayuntamiento, al son de la Banda Municipal y ante la atenta mirada de la corporación municipal, con el alcalde Gabriel Cruz a la cabeza.
Para el regreso de las hermandades, el Ayuntamiento ha reactivado el Plan Romero municipal, un dispositivo de emergencias, seguridad, tráfico y limpieza muy similar al diseñado para la salida, que acompañó a las hermandades durante las dos jornadas de vuelta, incluyendo la pernocta, y que finaliza una vez que las dos filiales finalizaron su recorrido.
Los simpecados de Emigrantes y Huelva ya están en casa. Un año más, los rocieros onubenses han cumplido con la tradición, han disfrutado de la romería y se han emocionado con la Blanca Paloma. Ahora sólo queda esperar a la romería de 2017.