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La Tribuna de Nertis

Mochila austriaca, ¿otra vez?

Jacobo Cáceres, abogado de Nertis, escribe sobre los pros y los contra de la mochila austríaca

Publicado: 18/05/2021 ·
20:26
· Actualizado: 18/05/2021 · 20:26
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  • BANCO DE ESPAÑA -
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Nertis

La sociedad, la política o la justicia desde el punto de vista de los miembros del despacho Nertis Legal

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Con ocasión del último Informe anual del Banco de España, ha vuelto a saltar a la escena pública la denominada “Mochila austriaca”.

Así, el organismo propone como solución para la acentuada temporalidad de los contratos en España este mecanismo, que no es más que un fondo de capitalización individual para el trabajador, y que le sirve como indemnización en caso de despido, y que también valdría como complemento de su jubilación.


Esta fórmula de financiación, que debe su nombre al país que primero la aplicó allá por el 2003, ha sido objeto de debate en anteriores ocasiones en nuestro país, en un contexto de una altísima temporalidad en la contratación, teniendo España el dudoso honor de liderar la tasa de temporalidad de Europa, un 24,6% del empleo total para el año 2020.

Este sistema supone que la empresa, a nombre del trabajador, destina una parte de su retribución a un fondo, que se pondría a su disposición en caso de extinción del contrato, tanto si es por decisión del empresario como si lo es por voluntad del trabajador. Igualmente, dispondría de él al final de su carrera laboral, como complemento a la jubilación.


Para el empleado, el beneficio más claro que este sistema representa es que favorece la movilidad laboral, puesto el trabajador “lleva” la mochila consigo allá donde va, haciendo desaparecer el miedo a la pérdida de derechos (carácter indefinido y antigüedad) con ocasión del cambio de trabajo, y teniendo presente la rigidez del mercado laboral español, con una tasa de desempleo del 15,98%.

E igualmente supondría un beneficio para el poder de dirección de la empresa, que podría centrar las decisiones extintivas en criterios productivos, sin tener que afectar a su decisión las eventuales indemnizaciones por despido, donde entra en juego la antigüedad del trabajador.


Para los defensores de este sistema, su implementación incentivaría la competitividad en el mercado laboral, evitando el freno de la productividad del trabajador que“se apoltrona” en un puesto de trabajo de manera prolongada, sabedor de que su antigüedad y los costes de la salida indemnizada le blindan.


No obstante, sigue siendo una herramienta que se mira desde ciertos sectores con mucho recelo, existiendo incógnitas sobre sus consecuencias prácticas, y si ello conllevaría una desprotección del trabajador, trasladándole a éste las consecuencias negativas del despido, o un abaratamiento de los costes del despido.


La propuesta que ahora lanza el Banco de España, bajo el panorama de la crisis sanitaria del coronavirus, sería poner en marcha la “mochila austriaca”, con financiación de los fondos europeos (8.600 millones) para poder cumplir con los derechos de indemnización de los trabajadores y poder garantizar la implementación de la medida. No parece, sin embargo, que el panorama político, los agentes sociales y la opinión pública actual vieran con buenos ojos una medida tan drástica, y en contexto de tanta incertidumbre económica, política y social como la presente.

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