El expresidente francés Nicolas Sarkozy estudia su retorno a la vida política francesa para "devolver la confianza a un país que no encuentra respuestas a ninguno de los desafíos del momento", aunque afirma que todavía no tiene tomada la decisión.
"No tengo todos los elementos en la mano. No se trata de una decisión que tome para mi placer. No tengo ninguna revancha contra nadie", afirma Sarkozy en una entrevista que mañana publicará el semanario conservador "Valeurs Actuelles".
El exjefe del Estado señala que su retorno a la vida política puede hacerse tomando la presidencia del partido UMP (Unión por un Movimiento Popular), que ya dirigió entre 2004 y 2007 y que se encuentra en plena crisis tras un escándalo de financiación que obligó a salir a su líder Jean-François Copé.
La revista, que señala que Sarkozy habla a diario con políticos de ese partido, asegura que el expresidente comunicará su decisión de retornar o no a la vida política a principios del mes próximo.
Sarkozy, inculpado en un caso de corrupción el mes pasado y con otras causas pendientes con la justicia, que investiga la financiación de sus dos campañas electorales, considera "milagroso" que se esté hablando de su retorno a la política.
"Eso significa que está en la mente de la gente. A partir de eso, una buena parte del camino ya está andado", afirma.
El expresidente indica que cuando perdió las presidenciales de 2012 habló de "partida" de la política, pero que puede interpretarse como "una nueva partida", en el sentido de un nuevo inicio.
"La primera campaña presidencial se hace por deseo. Para volver, el motor es el deber. Es la capacidad de devolver la confianza a un país que no encuentra respuestas a ninguno de los desafíos del momento", señala.
Sarkozy, que no habla de sus problemas con la justicia, tampoco critica directamente al actual Gobierno socialista, aunque brevemente desgrana algunas de las cosas que les oponen.
"Los socialistas ven toda diferencia como una injusticia. Yo veo toda diferencia como una riqueza. Hasta ahora, la derecha atacaba la igualdad con la libertad. Era un error de análisis, porque se percibía como la libertad del fuerte frente al débil. Al contrario, es preciso atacar el igualitarismo con las diferencias", indica.