Un tribunal tailandés emitió hoy órdenes de arresto contra otras dos personas, entre ellas un extranjero, por su presunta implicación en el atentado con bomba del 17 de agosto en un templo de Bangkok que causó 20 muertos y más de cien heridos.
Los sospechosos son una mujer tailandesa de 26 años, identificada como Wanna Sualsan, y un extranjero, cuya nacionalidad e identidad no fueron reveladas, según indicó el portavoz de la Policía, Prawut Thawornsiri, en un comunicado televisado.
Las órdenes fueron emitidas tras una redada realizada durante el fin de semana en un edificio en el distrito de Minburi, al este de la capital, donde la Policía encontró fertilizante y otros materiales que pueden utilizarse en la fabricación de explosivos.
La Policía solicitó estos arrestos después de la detención el sábado de un primer sospechoso en un apartamento en el noreste de la ciudad donde encontró material para fabricar explosivos y bolas metálicas como las del artefacto que estalló en el templo, además de varios pasaportes falsos.
El detenido, que ha negado su implicación en ese atentado, es un extranjero de 28 años que tenía un pasaporte turco falso pero cuya nacionalidad aun no ha sido confirmada.
Prawut indicó que este individuo también estaría relacionado con la explosión de una segunda bomba en un embarcadero de Bangkok, un día después de la explosión en el templo de Erawan, situado en el corazón de la zona comercial de la capital.
El portavoz añadió que la Policía prevé solicitar más órdenes de arresto.
Mientras, el viceprimer ministro, el general Prawit Wongsuwan, dijo en un comunicado que "las autoridades no han concluido ni descartado ningún motivo (detrás del atentado)" y que para ello espera contar con "todos los testigos y análisis forenses".
Desde el atentado, las autoridades han tratado de desvincular el ataque del terrorismo internacional para no dañar el turismo, que aporta cerca del 7 por ciento del producto interior bruto del país.
La llegada de turistas cayó un 7 % en la semana siguiente al ataque y las autoridades creen que el sector perderá este año un millón de visitantes y unos ingresos de 70.000 millones de bat (1.900 millones de dólares o 1.700 millones de euros).