El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, garantizó ayer que la decisión de cerrar Garoña en el 2013 se adoptó de forma autónoma, por responsabilidad, y avanzó que se llevará a cabo una reforma legislativa para definir la vida útil de una central nuclear.
Zapatero efectuó este anuncio durante un encuentro-coloquio con jóvenes socialistas sobre actualidad, en la inauguración de los cursos de verano de la Fundación Jaime Vera.
También anunció que el Gobierno presentará el próximo otoño en el Parlamento la planificación energética del país hasta 2030, a fin de conocer qué necesidades energéticas tendrá el país en las próximas dos décadas, con qué tipo de energía se puede contar, cuántas instalaciones de energía renovables puede haber, qué capacidad pueden tener, cuántas nucleares habrá y qué coste tendrá.
El también secretario general del PSOE se ha referido al cierre de la central nuclear de Garoña en el 2013, dijo que fue una decisión absolutamente autónoma, que se tomó “sin caer en el economicismo de corto alcance”.
Subrayó asimismo que será necesario reformar la legislación sobre nucleares para que en la renovación de las prórrogas se incluya una evaluación de impacto ambiental.
Además, se llevará a cabo una reforma legislativa para que se defina por ley qué es la vida útil y qué es la vida de diseño de una central nuclear.
Y es que, de acuerdo con sus palabras, a las empresas propietarias de las centrales les sale más “rentable” prorrogar la vida de una instalación ya amortizada y, por lo tanto, más antigua, que de una más nueva, que pasa por “más chequeos”. “No os podéis imaginar hasta qué punto es rentable”, apostilló.
“No me voy a referir a los poderes de los poderosos”, precisó, no obstante, antes de constatar que la autonomía en la decisión del cierre de Garoña fue absoluta, porque “nada ni nadie” va a interferir en el cumplimiento de un compromiso.
Además, recordó que la planta burgalesa es la que más residuos genera, señaló que se tomó la decisión pensando en las decisiones futuras e indicó que, para que España pueda llegar al 20% de energías renovables dentro de unos años, hay que empezar a dar pasos en esa dirección y que “lo sepan las empresas”.
“Ya han recibido las señal de que las renovables son el futuro”, observó, antes de certificar que mientras Francia ha optado por ser una potencia nuclear, España apuesta por las renovables, un campo en el que ya es un país pionero.
Igualmente, advirtió de que la crisis de los próximos años puede ser la de la sostenibilidad medioambiental, a la que su Gobierno quiere anticiparse. “Luces largas y visión de futuro”, anotó.
Su análisis es que las energías renovables son “mucho más democratizadoras de la economía”, hasta el punto de que cualquier “comunidad de vecinos” podrá autoabastecerse e incluso exportar energía, por lo que no duda que se encontrarán “con la resistencia” de algunos.
De ahí la ley de economía sostenible que el Gobierno presentará en el Parlamento en el próximo periodo de sesiones y de la que el Consejo de Ministros hará una primera lectura en el mes de agosto, según adelantó posteriormente el jefe del Ejecutivo en una conversación informal con los medios de comunicación.
El CNE defiende que la energía nuclear es imprescindible
Mientras, la presidenta de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), María Teresa Costa, dijo ayer que la energía nuclear es “imprescindible” y que “favorece que se fijen precios más reducidos que con otras tecnologías”.
Costa se expresó así en una entrevista publicada ayer por el periódico ‘El País’ y que recoge Efe, en referencia al futuro de las centrales nucleares en España, y pocos días después de que el Gobierno haya acordado el cese definitivo de la explotación de Garoña el 6 de julio de 2013.
En este sentido, la presidenta de la CNE opinó que “hoy no es concebible que España pueda prescindir del 9% de la potencia y del 20% de la energía” que produce la energía nuclear, “porque permite hacer una oferta firme que garantiza el suministro”.