El presidente de EE.UU., Donald Trump, intentó este sábado convertir en escándalo la política energética de Joe Biden con la esperanza de que la promesa del candidato demócrata de reducir la dependencia de los combustibles le perjudique en estados clave como Pensilvania y Ohio.
A diez días de las elecciones del 3 de noviembre, tanto Trump como Biden intensificaron este sábado su agenda, el primero con tres mítines en los estados clave de Carolina del Norte, Ohio y Wisconsin y el segundo con dos apariciones en la crucial Pensilvania.
Un día después de que Estados Unidos alcanzara un nuevo récord diario de contagios de covid-19, con más de 85.000, Trump trató de desviar la atención de su gestión de la pandemia e hizo énfasis para ello en una frase que Biden dijo al final del último debate entre ambos, celebrado el jueves en Nashville (Tennessee).
En ese cara a cara, el exvicepresidente demócrata afirmó que, si llega al poder, reducirá "gradualmente" la dependencia de la "industria petrolera" en EE.UU., para hacer frente a la crisis climática.
Biden trató de matizar sus comentarios después del debate, al recordar que lo que quiere es retirar los subsidios a los combustibles fósiles y que su plan no eliminaría esas fuentes de energía hasta 2050, cuando quiere que el país haya logrado tener cero emisiones netas de gases con efecto invernadero.
EL PETRÓLEO, EN EL CENTRO DE LA POLÉMICA
Sin embargo, la campaña de Trump vio en esas declaraciones una mina que explotar en estados como Pensilvania u Ohio, donde en los últimos años se han perdido decenas de miles de empleos en las industrias del carbón y el petróleo.
"En la última pregunta (del debate, Biden) dijo que iríamos prescindiendo el petróleo. Y se ha pasado los últimos dos días tratando de convencerles de que en realidad no dijo eso", afirmó Trump durante el primero de sus tres mítines, en Lumberton (Carolina del Norte).
En ese acto y en el siguiente, en Circleville (Ohio), la campaña de Trump proyectó un vídeo repleto de declaraciones del año pasado en las que Biden expresaba su voluntad de acabar con el "fracking", una controvertida técnica de extracción de hidrocarburos mediante la fracturación hidráulica.
Desde que se convirtió en candidato demócrata, Biden ha cambiado de postura y ahora promete que no acabará con esa técnica que tantos empleos ha generado en estados como Pensilvania.
"No prohibiré el 'fracking' en Pensilvania. Protegeré los empleos en Pensilvania, y punto. No importa cuántas veces mienta Donald Trump", insistió este sábado Biden en el segundo de sus dos mítines del día en Pensilvania.
Desde el condado de Luzerne, que solía ser demócrata pero que Trump ganó en 2016, el exvicepresidente defendió que tiene sentido eliminar los "40.000 millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles e invertir ese dinero en energías limpias".
"Yo tengo un plan para crear millones de trabajos de energía limpia en los sectores eólico, solar y de captura de carbono, mientras que Donald Trump no ha cumplido su promesa de un gran plan de infraestructura", subrayó Biden, acompañado en su mitin por el cantante Jon Bon Jovi.
SIN IMPACTO CLARO EN LAS ENCUESTAS
Aunque la campaña de Trump se ha frotado las manos con las declaraciones de Biden en el debate, no está claro si esos comentarios le harán demasiado daño en las urnas, porque su postura ya se conocía desde que presentó su plan energético en julio.
Biden saca una ventaja de 5,8 puntos porcentuales a Trump en Pensilvania, un margen que se ha estrechado en la última semana; mientras que en Ohio, es el presidente quien lidera los sondeos por apenas 1,1 puntos, según la media ponderada que elabora la web especializada FiveThirtyEight.
Trump expresó este sábado con transparencia su postura hacia los sondeos, que en 2016 no consiguieron predecir su victoria: "Cuando los tengo de mi lado, me gustan, los repito todo el rato, digo que son geniales. Cuando no me dan la ventaja, no hablo de ellos", admitió en Carolina del Norte.
EN PLENO REPUNTE DE LA PANDEMIA
Otro tema del que el presidente prefiere no hablar es de la covid-19, que ya ha infectado a más de 8,5 millones de personas en Estados Unidos, donde hay un repunte de casos que afecta sobre todo al medio oeste y a los estados que atraviesan las Montañas Rocosas.
"¿Saben por qué tenemos tantos casos? Porque hacemos muchos test. Y en muchos sentidos, eso es bueno, y en muchos otros, es estúpido. En muchos sentidos, es muy estúpido" porque permite a los medios criticar su gestión, afirmó Trump desde Carolina del Norte.
Los expertos no están de acuerdo con el argumento de Trump de que los casos confirmados aumentan simplemente porque se hacen más test, una lógica que no tiene en cuenta el hecho de que el porcentaje de pruebas que dan positivo ha subido más de un punto porcentual desde comienzos de octubre, hasta el 5,8 % actual.
Aunque Trump dice estar seguro de que logrará la reelección, el diario The Washington Post reveló este sábado que, durante un acto de recaudación de fondos el jueves, el presidente confesó que será "muy difícil" que su partido retenga el control del Senado tras los comicios, y que él "no quiere" ayudar a algunos senadores republicanos a ganar.