Hablar de
Entre Bambalinas es hablar de artes escénicas, de vocación, de creatividad, de ilusión, de oportunidad, de inclusión, de diversidad, pero sobre todo de mucho esfuerzo y trabajo para consolidar un proyecto convertido en realidad hace ya cinco años. Y, por supuesto, hablar de Entre Bambalinas es hablar de su
director, Ángel Manzano, una persona tenaz y valiente que apuesta por su ciudad y su gente, en su afán por hacer de Ronda un referente y por ofrecer un amplio abanico de oportunidades en la formación de las artes escénicas.
¿Cómo fueron los inicios hace cinco años?
–Yo estaba en una compañía de teatro importante en España y se me ofreció la oportunidad de impartir aquí teatro musical. Siempre había colaborado con la Parroquia de San Antonio de Padua con un grupo de teatro para niños, para darles esa oportunidad que en Ronda no había y ofrecerles, en el barrio de La Dehesa, de donde soy, otra alternativa que les alejara de tanta tecnología y les diera un espacio lleno de libertad, en el que se resaltaran valores tan necesarios como la tolerancia y el respeto. Con Montse Badillo, que es coreógrafa de nuestro espectáculo y profesora de baile, impartíamos teatro en centros cívicos e hicimos un casting que tuvo muchísima repercusión, y empezamos con un grupo. Creamos nuestra primera obra, escrita por mí, ‘El poder de las hadas’, enfocada al mundo de Peter Pan y otros clásicos. Era muy humilde, con una escenografía con materiales reciclados, minimalista, y fue la primera prueba en la dirección para conocer lo que era el teatro por dentro y, nunca mejor dicho, entre bambalinas.
¿Cómo fue el paso de Madrid a Ronda?
–Cambié de compañía y me ofrecieron un contrato en un musical en la Gran Vía de Madrid, pero era el segundo año del grupo, teníamos el musical ‘El poder de las hadas’ y cada vez había más niños, pasamos de unos 14 o 16 a tener 35. Y había que dar el paso, es decir, que tarde o temprano sabía que quería dedicarme a la enseñanza, y muchas veces las circunstancias te muestran el camino. Fue difícil, porque mucha gente decía que en Ronda era complicado apostar por las artes escénicas, pero recordé cuando era niño, y a muchos artistas que no han podido estudiar un Bachillerato de Artes Escénicas ni ir a escuelas superiores de Arte Dramático, así que era un camino que había que abrir. En ese momento fui valiente, o impulsivo, pero tenía mucha buena energía y sentía que esos niños, al margen de lo artístico, crecían en lo personal y vencían todos sus miedos.
¿Es entonces cuando Entre Bambalinas se convierte en empresa?
–Fue eso lo que nos llevó a convertirnos en empresa, porque queríamos establecernos con todas las de la ley. En Ronda hay grupos y asociaciones que están luchando hoy día por el teatro, y yo siempre he abogado por la unión, cada uno tiene su público y entre todos nos podemos complementar. Nosotros somos una escuela legalmente constituida, con la finalidad de brindar desde pequeños esas herramientas que hacen falta para que nuestro alumnado sea lo más completo posible. Exigimos muchísimo a nuestros alumnos para que puedan desarrollarse. Al margen de que muchos lo conciben como un pasatiempo, tienen que saber que para todo en la vida se exige un compromiso y una disciplina.
¿Quién más forma parte de la familia de Entre Bambalinas?
–Como profesoras tenemos a Montse Badillo, que imparte las cuadro modalidades de baile moderno y es la coreógrafa de teatro, y a Rocío Guerrero, profesora de fitness. Tenemos un grupo más reducido de magia. Nuestros profesores cuentan con titulación y están muy preparados en las distintas disciplinas que impartimos.
¿Cómo fue el paso por la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga?
–Estudié en la Escuela Superior de Arte Dramático en la especialidad de Interpretación Musical y han sido los mejores años de mi experiencia, de mi vida. El arte reeduca, te hace mirar todos los prismas. Siempre les digo a los alumnos que la carrera que tiene más futuro es la que tú te levantes día a día con motivación, con ganas de ser mejor. Cada uno nace con un don, y eso hay que pulirlo. Yo fui de la primera promoción del Bachillerato de Artes Escénicas de Andalucía que entró a la Escuela Superior de Arte Dramático. Estoy muy orgulloso y contento de ser el director del primer centro, que ojalá que existan muchos más, de Ronda y la Serranía. Creo que todo sucede por algo, y ahora mismo estamos donde tenemos y queremos estar.
¿Se han cumplido las expectativas?
–Totalmente, mira que mis profesores me animaban, ‘Ángel tú tienes que irte a Madrid’, porque siempre pensamos que el éxito está fuera. Pero yo me siento pleno de poder desarrollarme a través de los mismos alumnos y de poder ofertar algo aquí en Ronda, yo amo Ronda, me encanta la calidad de vida que hay, la gente, todo lo cultural que posee, y porque creo que Ronda todavía está por explotar aún más, eso me anima a seguir. De pequeño pasaba por el Círculo de Artistas e imaginaba ahí mi escuela de Arte Dramático. Entre Bambalinas al final se ha conseguido, que vengan alumnos de todas las edades sin necesidad de salir fuera para dar respuesta a sus inquietudes. Ronda siempre ha respondido y nuestro público confía en nosotros.
¿Qué proyectos están ahora en marcha?
–Vamos a tener música en directo en nuestros musicales, porque hay una estrecha relación con el Conservatorio Profesional de Música Ramón Corrales. Vamos a colaborar en ‘Romeo y Julieta’ en el teatro musical de adultos. Tenemos ‘Alicia en el País de las Maravillas’ con el musical infantil y Casting el Musical con el juvenil. Entre Bambalinas está expandiéndose, y al margen de la escuela y de los eventos a los que nos sumamos, está la materialización de la compañía, con actores que están estudiando o son egresados de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga.
También se caracteriza la Escuela por su apuesta por la inclusión social de personas con necesidades especiales.
–Siempre, es todo parte del mismo origen, no hemos cambiado la esencia. Nosotros empezamos con personas de Asprodisis y del grupo de dinamización Iruá, con los que seguimos trabajando. Lo que nos enamoró del grupo es que esos chicos se esforzaban por estar a la misma altura que los demás, y el resto adquiría un nivel de conciencia y responsabilidad, no solo con ellos mismos, sino con los que tenían al lado que tenían otro tipo de necesidades. Todos estaban por y para el arte.
¿Por qué el nombre?
–Siempre se ve el resultado en las tablas, pero nunca se ve el trabajo que hay detrás, o a la gente que está trabajando entre bambalinas, que está ayudando al compañero, que vela para que todo esté perfecto, que las luces estén bien colocadas, que las marcas del suelo estén donde tienen que estar. Es una forma de realzar ese trabajo en las sombras, ese poquito a poquito hasta que el foco nos alumbra y el público puede vernos por primera vez. Estamos en primer término, pero lo importante para llegar a ese primer término es el viaje que todo el mundo hace hasta llegar ahí.