Regresó. Enfundada en un sensual traje negro y cubierta de boas de mil estrambóticos colores, Tatiana Sánchez Garland volvió a pisar este verano el escenario que la vio nacer como actriz cuando tan sólo era una adolescente. Y lo hizo para representar su exitosa obra ‘Amor, sexo y otras pamplinas con las que se entretiene el ser humano’ ante sus paisanos roteños que disfrutaron extasiados contemplando este divertido cabaret de creación propia de la que, años atrás, fuera una entusiasta integrante del primer grupo de teatro del Instituto Castillo de Luna de la localidad.
“No actuaba en el Castillo desde que tenía dieciséis años cuando lo hacía con Álvaro Sánchez de Medina”, confiesa la actriz al terminar su espectáculo. “El volver ha supuesto para mí algo muy mágico y especial porque aquí, en este patio, comenzó todo”, añade Tatiana con una sonrisa nostálgica al recordar sus inicios en aquella compañía de teatro de su Rota natal.
Los primeros pinitos de una actriz versátil que, además de abarcar el campo de la interpretación, se ha ido diversificando hasta convertirse, a día de hoy, en una artista multidisciplinar cargada de iniciativas. “Amo interpretar pero estoy en una etapa de mi vida en la que no sólo me dedico al teatro, sino también a escribir, dirigir, hacer fotografías...”, explica Tatiana mientras añade que “actuar es expresar hacia afuera, todo ello lo completo expresando hacia adentro a través de la escritura”, aclara.
Distintas facetas de una roteña con talento que se empeñó en estudiar Arte Dramático en Sevilla “pese a no pasar las pruebas de selección en un primer momento”, mientras compaginaba su formación artística con la carrera de Comunicación Audiovisual.
El teatro, su gran pasión, la llevó hasta Madrid para prepararse en la escuela de teatro gestual de Mar Navarro, y luego a Barcelona, donde se especializó en clown y comedia. Pero el espíritu libre y curioso de la incansable Tatiana iba más allá dela interpretación. Por eso decidió marchar una temporada a la India para buscarse a sí misma. “Aunque como no me encontré tuve que seguir viajando”, confiesa la artista roteña con una sonrisa.
Así que la actriz amplió su particular viaje vital hacia Sudamérica y Estados Unidos para recalar de nuevo en Barcelona. Allí, impregnada de estas vivencias y experiencias, gestó la que es, hasta hoy, su criatura más exitosa: la obra ‘Amor, sexo y otras pamplinas con las que se entretiene el ser humano’ que interpretó en la CiudadCondal durante más de dos años ante más de dos mil personas.
En ella, Tatiana Sánchez Garland se convierte en Micaela Delicias, una descarada joven que explica con ironía y ternura su aventuras y desventuras amorosas en un particular cabaret en el que todo tiene cabida. “Es un espectáculo difícilmente clasificable, en el que se mezclan las variedades con el recital, el concierto con el teatro”, aclara su única intérprete, Tatiana, quien tampoco se ha olvidado de sus orígenes a la hora de elaborar esta pieza teatral donde incluso incluye poemas del roteño Felipe Benítez.
Y, así, de esta guisa, convertida en Micaela Delicias e interpretando su propia creación teatral, Tatiana se ha reencontrado este verano con Rota en una exitosa función. Entradas agotadas, público en pie al término de la obra y alguna lágrima contenida. Rota y su Castillo de Luna recibieron con los brazos abiertos a esa niña que jugaba a ser actriz. Y Sánchez Garland supo agradecerlo.
De hecho, la artista amenaza con volver. ·”Sería todo un placer”, añade encantada. Ya alejada de Barcelona e instalada en Vejer, Tatiana vuelve a explorar nuevos proyectos de distinto sino y no descarta presentar alguno de ellos en Rota. “He creado junto a una compañera una compañía de teatro contemporáneo llamada ‘El pollo campero. Comidas para llevar’”, explica entusiasmada. “Nosotras creamos los textos y estamos buscando salas y festivales para presentarlos”, añade. Además, la actriz ofrece talleres de crecimiento personal a través del clown y trabaja con el colectivo ‘Señoras que hacen lo que les da la gana’.
Una actividad frenética que Tatiana pretende completar con un proyecto con el que está especialmente ilusionada: volver a trabajar junto a Álvaro Sánchez de Medina, su mentor y director en aquella compañía teatral de instituto donde esta roteña descubrió su amor por el teatro. “Es curioso que vuelva a actuar en el Castillo de Luna justo a ahora que voy a ensayar de nuevo con Álvaro Sánchez”, concluye. Ya sea capricho del destino, alineación cósmica o un profético eterno retorno, lo cierto es que Tatiana ha regresado. A su Castillo, a su localidad, a su provincia. Una oportunidad que productores y amantes de las artes escénicas no deben dejar escapar. Y es que aún queda Tatiana Sánchez Garland para rato. Aprovéchenla que a esta artista todoterreno aún le queda mucho por ofrecer. Quien avisa no es traidor. O eso dicen.