La crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus sigue afectando a sectores como la hostelería. Desde el pasado
27 de enero, los negocios considerados como 'no esenciales' en Rota tuvieron que cerrar al público tras superar los
1.000 casos positivos por cada 100.000 habitantes.
Los bares y restaurantes de la localidad roteña intentan salvar el mes con el
reparto a domicilio o la recogida de alimentos en el local aunque para algunos no es suficiente para cubrir todos los gastos que conlleva mantener un negocio abierto. Las pérdidas ascienden en torno al 70% en algunos casos y los propietarios creen que los gobiernos tachan de culpable a la hostelería por los continuos repuntes de contagios que se han registrado en la provincia y en la comunidad autónoma. Solo queda esperar a que la incidencia de contagios siga bajando.
"Nos están
criminalizando cuando hemos sido los primeros en tomar todas las medidas de seguridad desde el comienzo de la pandemia", asegura Jesús Velasco, hostelero de la localidad.
El hecho de no poder abrir al público les hace imposible cubrir los gastos de la plantilla o del arrendamiento del local. Es por ello que algunos hosteleros llegan a plantearse el cierre definitivo de sus negocios.
"Con el cierre al público se hace complicado costear todos los gastos que exige un bar", apunta Juan Gómez, propietario del Bar Gómez.
La tasa de incidencia sigue bajando en el municipio de Rota y la incertidumbre se mantiene entre los hosteleros y comerciantes de la localidad. La mayoría saben que volverán a abrir pero desconocen si tendrán que pasar otra vez por la misma situación en un futuro cercano. La vacuna y la llegada del buen tiempo son las claves que podrían acabar definitivamente con esta dichosa pandemia.