Jesús Martin Almeida, Juan Ibañez Haro, Emilia Sevillano Perez, Juan Galera Reche, Guillermo Rodriguez Martin, Miguel Briz Planas, Antonio Lebrero Lopez y Angel Baleato Rebollar, ex concejales de Unión de Centro Democrático (UCD) en la primera Corporación democrática de San Fernando.
José Agustin Mendoza Sanchez, Rafael Garófano Sanchez, José Luis Sordo Diaz y Ponciano Málaga Sanchez, ex concejales del PSOE y Alfredo Diaz San Ignacio, Alejandro Zapata Fernandez y Rafael Sanchez Prieto, de Partido Socialista Andaluz (PSA) que terminó en Partido Andalucista a secas, demostraron al mediodía de ayer en el restaurante el Yeyo que lo que hace 37 años era algo normal, con el paso del tiempo lo sigue siendo. Y que debería seguir siéndolo.
Todos ellos, quince personas de aquella primera Corporación que se reúnen en buena camaradería para celebrar esos 37 años y que señalaban a este periódico, los portavoces de los tres grupos -el portavoz del Partido Comunista era Ignacio Vera Bustamante, ya fallecido- cómo eran aquellos tiempos en comparación con los actuales.
Agustín Mendoza, Alfredo Díaz San Ignacio y Juan Ibáñez Haro, además de Alejandro Zapata, contaban cómo una cosa era pelearse en un Pleno, o mejor todavía, en un Comisión Pemanente donde estaban representados proporcionalmente todos los partidos y otra muy distinta convertirse en enemigos, cada uno desde su trinchera, sin querer acercarse al contrario por miedo al qué dirán. O sea, lo que es ahora la política, una guerra de trincheras desde la que se crean muchos conflictos y se solucionan muy pocos.
Llegaron a la política con vocación de servicio público y sin tener ni idea de lo que se estaba conciendo. De lo primero que se enteraron fue de la larga lista de cosas que había que hacer y del poco dinero que había. No poco dinero, peor: había trampas por todos los cajones. Y se afanaron, discutiendo, poniendo cada uno su grano de arena, para sacar adelante lo que San Fernando necesitaba. Dentro de las -pocas- posibilidades que tenían en sus manos.
Las corporaciones en las que se han convertido los partidos políticos, monolíticos y con el lema del que se mueva no sale en la foto, existía entonces porque los partidos siempre han tenido una organización interna y unas normas que hay que cumplir. Pero todo era muy distinto al engranaje siniestro de ahora.
"No habrá otra época como aquella", decía Alejandro Zapata, mientras Agustín Mendoza señalaba las grandes responsabilidades a las que se enfrentan los políticos de ahora. Juan Ibáñez recordaba que fue la UCD la que ganó las elecciones municipales en la mayoría de los municipios, una victoria hecha añicos por el Pacto de la Izquierda, algo que ocurrió porque la ley no contemplaba lo contrario.
Pero todos trabajaron unidos, poniendo por delante las necesidades del pueblo, el arreglo de las deficienias de la ciudad, antes que los intereses partidistas. "En la Comisión Permanente nos llevábamos algunos días hasta las doce de la noche discutiendo, porque a las doce había que terminar por ley". Si no, posiblemente hubieran seguido.
Era en ese órgano donde realmente se discutía y se llegaba al Pleno prácticamente con todos los debere hechos. Y así se arreglaban las cosas. Y tomaban café juntos, o una cerveza... Y no pasaba nada porque cada uno defendía sus propuestas para solucionar los problemas. Después de eso, todos amigos. De distintos partidos, pero amigos. Por eso, 37 años más tarde, se han reunido para almorzar, para hablar. Y posiblemente -ahí no nos quedamos- para discutir como lo hacían antes.
Brindaron con los medios de comunicación delante. Se retrataron los quince y siguieron sus reunión mientras este reportero se preguntaba -se lo preguntó a los portavoces- si era posible ver a Jose Loaiza con Patricia Cavada tomando café amigablemente. Conrado Rodríguez y Javier Cano sí lo han hecho, recordó Juan Ibáñez Haro.
Alejandro Zapata puso el dedo en la llaga al decir cuál fue el secreto de las convivencia en aquella primera Corporación. "Aquello era una piriñaca". Pues eso es lo que se echa en falta, piriñaca, que traducido resulta, todos unidos, que no rebujados, solucionando problemas. Crearlos lo hacen muy bien.