A finales de enero la
Policía Nacional desmantelaba en la localidad sevillana de
Santiponce una
granja ilegal de criptomonedas en la que se intervinieron
21 equipos ASIC dedicados en exclusiva al minado de Bitcoin, con un valor estimado de 31.500 euros, que aportaría un beneficio mensual de unos 2.500 euros, y un e
quipo de minería RIG de unos 13.000 euros con el que se obtendrían unos beneficios de 1.000 euros mensuales. La primera sorpresa se la llevó la Policía Nacional que
esperaba una plantación de marihuana. La segunda se las llevaron los expertos en ciberseguridad, convencidos de que esa granja
o la instalaron unos “novatos” o delincuentes organizados que sólo buscaban blanquear dinero de otras actividades ilícitas. Porque
minar en Andalucía es extremadamente caro en un negocio que, por muchos nuevos ricos que haya dado,
no es tan rentable como aparenta.
Minar no es otra cosa que resolver
cálculos matemáticos, para lo que se necesitan
equipos informáticos pero, sobre todo,
tarjetas gráficas o GPU trabajando en paralelo que realizan aún más rápidos esos cómputos,
resolviendo bloques y sellando transacciones, y
el pago es una criptomoneda. No es tan sencillo pero tampoco es tan difícil, existen
programas informáticos específicos que crean criptomonedas (Bitcoin es la más famosa y la referencia, es como el oro digital) y con una buena inversión en equipos ASIC, por ejemplo, y un potente equipo de minería RIG (una estructura diseñada para instalar las GPU y su sistema de refrigeración), sólo hay que ser
constante y
que no le falte nunca ni la energía eléctrica ni conexión, especialmente para
mantenerlo refrigerado y no freír los equipos, puesto que la temperatura media que alcanzan es de unos 60 grados, aunque en el Sur, se pueden elevar mucho más.
Como todo negocio, el problema es t
ener capital para esa inversión inicial y, sobre todo, mantenerlo, que en el caso de
Santiponce reducían los costes
enganchándose ilegalmente a la luz, defraudando unos 2.000 euros. El material incautado en esta granja se acercaba a los 80.000 euros y la Policía Nacional lo que
investiga es si está relacionada con otro delito.
Adrián Ramírez, experto en ciberseguridad de la empresa
Dolbuck lo tiene muy claro: tenían dinero, sí, pero eran
“novatos”, porque “
minar en Sevilla cuando en verano se pone a 40 grados es absurdo, por eso se mina en la Patagonia o en Islandia”, o buscaban blanquear dinero de otras actividades ilícitas.
Minar es lícito
Minar no es ilícito y existe una amplia comunidad de
mineros “domésticos” que se dedican a hacerlo, puedes incluso hacerlo en
casa siempre que puedas
costear mantener una temperatura ideal para el equipo y soportar el “
zumbido de las abejas”, por lo que muchos
optan por alquilar un local con las condiciones adecuadas. El
coste energético sigue siendo uno de los factores determinantes y “c
on el precio que está la luz, sólo es rentable si te enganchas”.
“
Para un minero doméstico del sur, el negocio no es recomendable”, asegura Ramírez, que ironiza con que la granja de Santiponce es
la única que conoce y probablemente será la última. Eso sí, también reconoce que no está explotado el potencial de la energía solar en el sur, pero ironiza con que es tan difícil como que se pague al usuario por la energía que se vuelca en la red de una instalación de autoconsumo.
Pero la
rentabilidad no sólo depende de eso: el
precio de la criptomoneda es muy volátil, “puedes minar hoy a 1 euro y mañana está a 40 céntimos”; hay una
gran cantidad de mineros y la
enorme competencia al resolver esos bloques puede reducir el beneficio; la inversión inicial, si es de las más baratas, con un equipo de 10.000 euros,
puede que no le veas beneficio hasta dentro de un año; y luego están esas “
ballenas”,
grandes inversores y anónimos que “juegan” comprando y vendiendo con grandes cantidades que
desestabilizan al mercado, estás arriba y abajo mientras te tomas un café.
Mercado de segunda mano
Lo que sí se ha detectado, comenta Ramírez, es un
pequeño mercado emergente, en parte de economía sumergida, de
compraventa de todo lo relacionado con las criptomonedas. Por ejemplo, las
tarjetas gráficas de segunda mano, que llegan incluso a superar el valor de las originales, especialmente por el desabastecimiento que generó la pandemia y que, probablemente, se agravará ahora con la crisis de Ucrania.
Pero,
¿es rentable invertir en criptomonedas? Como si vas a una tragaperras o echas la Primitiva.
“Esto es un juego cerrado, cuando unos ganan, otros pierden”, explica Adrián Ramírez. Hay páginas webs y plataformas de
brokers especializados en criptomonedas, en las que puedes
repartir el riesgo y, por una comisión, te aseguran unas
ganancias del 4 o 5%. También hay
bancos virtuales que tienen interés en que depositen allí sus criptomonedas “
aunque nadie te asegura que mañana sigan ahí”, porque se juega con el anonimato y las empresas fantasmas, incluso con
grandes campañas de marketing y que Google o Facebook “no tienen escrúpulos” en publicar esa publicidad.
La mayoría de las
estafas se localizan en las
propias plataformas donde se intercambian, porque son ellas las que controlan y manejan los valores, incluso con
mercados paralelos, y “si te roban el monedero, no sabes ni a quien denunciar” y recomienda tener cuidado con las plataformas de
cambio o Exchange, buscando siempre las conocidas, y, sobre todo, con los
influencer y youtubers que venden tendencias, cursos o diplomas que son humo. “
Es muy fácil que te quiten el dinero y más cuando hay muchos pardillos con dinero que sólo quieren más dinero”.
Aunque las criptomonedas han comenzado a hacerse un hueco más que evidente en nuestra sociedad,
no es igual que la bolsa, que sí tiene respaldo, y son los
Gobiernos los primeros que recelan de ellas “porque
no pueden fiscalizarlo”. Pero hay que dejar claro que
cualquier ganancia en el mundo de las criptomonedas
es declarable: el propio programa que mina elabora un reporte con todas las transacciones (son cálculos matemáticos) que sirven para regularizar una ganancia, pagando religiosamente a Hacienda, y todo queda registrado en la necesaria tarjeta bancaria con la que debes operar en el mercado virtual.
“Puedes minar o puedes invertir pero tienes que tener claro que
el 70% de los que meten dinero terminan perdiéndolo”, reflexiona, y aunque hay programas y aplicaciones móviles que sistematizan todo e incluso con las pequeñas ganancias puedes pagar la gasolina o la cena del viernes,
la pregunta es siempre “¿cuándo vendes? ¿cuándo te retiras?”, pero sobre todo, “¿cuánto cuesta estar pendiente?”. Y sólo un consejo:
“La filosofía es: es dinero que no lo necesitas y que puedes perderlo”.
Bitcoin, Ether y muchísimas más
Son innumerables las criptomonedas que existen ahora mismo en el mercado, aunque las mejor posicionadas son
Bitcoin, la moneda de referencia por excelencia,
Ether(eum) y
Binance Coin, pero hay otras como
Solana,
Luna,
Dogecoin,
Polkadot y
Cardano que el pasado año consiguieron buenos posicionamientos.
Pero
cualquiera puede crear una moneda virtual con el programa informático adecuado, un posicionamiento correcto y suerte, que consiga tener detrás a una comunidad que la respalde y el mercado haga que fluctúe lo suficiente como para consolidarse.
De hecho, muchos de los mineros domésticos que obtienen una
relativa rentabilidad lo hacen con
criptomonedas menos conocidas, porque son las que pueden tener una fluctuación mayor y una ganancia extra en porcentaje más elevada.
El mercado manda y si una ballena se fija en tu particular coin, igual que pierdes, también puedes ganar.