En la calle Pablo Neruda de Mairena del Alcor hay un trasiego que hacía dos años que no se veía, ya que con la llegada de la noche abrirá sus puertas la feria de este pueblo sevillano, donde no solo se presume en él de tener la más antigua de España, sino de abrir el calendario de ferias ahora que la pandemia permite, por fin, celebrarlas.
Y será una feria que arrancará justo con el fin de la exigencia de usar mascarilla en espacios de interior, aunque es cierto que este miércoles prácticamente nadie la lleva en el real de una feria que, poco a poco, se va llenando de vida, presidido en la portada, como manda la tradición, por unos toneles donde se marca el año de la fiesta.
Juan Francisco, un operario encargado de colocar farolillos en la calle, asegura que, aunque hay cierta calma en el ambiente, "en el pueblo la gente está ansiosa por que llegue esta noche y empiece la feria", que en Mairena del Alcor es casi una religión, e incluso recuerda que si coinciden unas elecciones con el domingo de feria, "aquí no se presenta nadie en las mesas electorales, se ponen excusas de todo tipo".
Y no es raro teniendo en cuenta tanto las dimensiones del recinto ferial como la historia de una feria con 581 años a sus espaldas -restando la pandemia, la Guerra Civil y algo suelto en el calendario-, declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía, que nació en 1441 por concesión del rey Juan II de Castilla a Pedro Ponce de León, señor de Mairena, para facilitar la repoblación del lugar, facilitando el abastecimiento de productos y la movilidad de los ganados en la comarca.
Y es que para que una fiesta se denomine feria tiene que tener el componente de ser -o haber sido- lugar de comercio ambulante de ganado-, y así ha sido desde su nacimiento, aunque en 1757, por Real Provisión, se reforma su estructura estableciéndose las fechas definitivas de celebración para los últimos días de abril, una ventaja, ya que su celebración en fecha tan temprana le permitía inaugurar el ciclo de ferias de la Baja Andalucía y servir de punto de concentración de ganados de toda la península para abastecer otros mercados posteriores.
A Mairena del Alcor ella acudían ganaderos y comerciantes de casi toda España, a un espacio donde se disponían varios centenares de puestos, donde se podían comprar gran variedad de productos, desde alimentos (dulces, verduras, carnes, platos cocinados), ropas y adorno personales, junto a arreos para animales, herramientas y quincallerería, armas y juguetes.
Hoy día, los vecinos de este pueblo presumen "de que somos los primeros, la Feria de Abril de toda la vida", dicen Marisa y Marta, dos mujeres que llevan varias cajas de leche a una de las casetas del real, donde cajas de pescado se acumulan en las cocinas para esta noche, la del pescaíto: "a la gente le gusta sobre todo los chocos, pero cuando arranca la noche, se come de todo", apostilla Marcos, cocinero que ya sabe que su vida hasta el domingo estará en los fogones de esa caseta.
Furgonetas de todos los tipos llenan un recinto que tiene un lateral específico para las atracciones infantiles, donde durante dos días habrá cuatro horas seguidas sin ruido, concretamente de 14 a 18 horas, una iniciativa de la Delegación de Fiestas Mayores para hacer la feria más accesible a las familias que tienen hijos, o incluso personas adultas, que padecen trastornos del espectro autista.
Nada se deja a la improvisación en la histórica feria de Mairena del Alcor, donde el alumbrado se encenderá esta noche para mostrar a las demás ferias el camino a seguir tras dos ediciones con el recinto ferial vacío.