Aparcamientos, zonas verdes, equipamientos y una recuperación integral del regionalismo industrial. Esas son las principales
demandas que los
vecinos del futuro distrito portuario urbano reclaman
al Puerto de Sevilla y a las administraciones competentes a dos semanas de que el Pleno del Ayuntamiento aborde la
modificación parcial del PGOU que permitiría cambiar el uso terciario del espacio y construir viviendas.
“Queremos que se le siga
dando una vuelta antes de que el daño sea irreversible y ver qué vamos a dejar al futuro”, decía
Diego de Caralt, presidente de la
Asociación Puerto de Sevilla, que asegura que las
alegaciones que presentaron al Master Plan
“no han sido contestadas todavía” y que han conocido por la prensa (
ABC) que se han incluido algunas modificaciones, como llevar el carril bici a la Avenida del Guadalhorce, con lo que se mantendrán los aparcamientos en superficie, o la cesión de una parcela para equipamiento público.
De Caralt relata que
el problema del aparcamiento es “brutal” en el barrio pero peor será si quieren hacer una
gran zona comercial y de ocio, porque no se contempla
ninguna nueva bolsa de aparcamientos, a lo que añade los tradicionales
problemas de tráfico, que se incrementan siempre en fiestas (Feria) o con diferentes eventos, por lo que cualquier plan debe pasar por
solucionar el aparcamiento al residente y que de cobertura a esos clientes, de bares y tiendas, ya que
el transporte público no lo absorbería. Anuncian, eso sí, que continuarán
movilizando el barrio, aglutinando a todas las asociaciones, y que harán las
consultas legales pertinentes en caso de continuar la tramitación sin que se atiendan sus
alegaciones.
La asociación no apoya la idea de
“encerrar con bloques de pisos la perspectiva visual de las naves”, por lo que
“patrimonialmente hablando es un error” e invita a “darle una vuelta” y optar por propuestas que pongan en valor el espacio
recuperándolo para la ciudadanía, como se hizo en el
Muelle de la Fusta en Barcelona, o en lugar de los bloques de viviendas, “
una réplica de las naves regionalistas” y convertir Las Razas en una
gran Avenida de esparcimiento y comercial, que incluso atraería a más clientes. “El
paisaje industrial es igual de importante que el urbano, que es del 29, y patrimonialmente se le debería tener más perspectiva, una mayor amplitud visual”, decía.
Para el dirigente vecinal, cualquier puerto urbano “tiene un plan maestro” y si el
Puerto de Sevilla necesita fondos, que no resultados,
“debería haber contemplado a las dos orillas”, pero considera que ganó la
“avaricia cortoplacista”, poniendo en duda que haya
“renta per cápita” suficiente para tantos proyectos comerciales (Puerto, Lagoh, Betis) o que de verdad
lleguen a la vez tres cruceros al nuevo muelle que incluye el proyecto.
Al respecto, ha considerado
“preocupante” que Rafael
Carmona, el presidente del Puerto, esté buscando fondos para la
recuperación del Puente de Hierro, que se instalaría en la dársena como parte de un anfiteatro, porque
implica que “sólo hay dinero para los edificios y el resto, ya se verá”, recordando que el
deterioro de esa zona es
responsabilidad directa de la APS, que es la que no le ha sacado rendimiento, sin que Puertos del Estado o el propio Ayuntamiento haya exigido cambios.
De hecho, el
carácter público del terreno es una de las claves de sus reivindicaciones.
“Si no tiene uso y es un terreno público, se devuelve a la ciudadanía”, asegura, apuntando que ha habido una
“falta de ética y de empatía” en el hecho de que no haya
“ningún retorno al barrio” a través de
zonas verdes (“es que ni una pista de petanca”, se lamenta),
de esparcimiento o de equipamientos, asegurando que todas las que se plantean están al sur, alejadas del barrio tradicional y vinculadas a las ya existentes cerca de Heliópolis.
De hecho, lamenta carencias que ya han detectado en
otras zonas de expansión como la Avenida de Jerez o Palmas Altas, en las que
ni se plantean servicios sanitarios ni dotaciones educativas, algo que considera una
“aberración”, y, en el caso del Puerto, con una
población envejecida, es necesario espacios de esparcimiento cerca y dotaciones adecuadas, al margen de que esa riqueza revierta en el barrio atendiendo al
abandono en el que se encuentra o la falta de
accesibilidad y de
ascensores en muchas áreas.
“
El centro sufre la presión de los pisos turísticos y nosotros la de los pisos de estudiantes y ninguno consta en el padrón”, reflexiona De Caralt, que apunta que además
temen que se extienda el modelo que ya se ha implantado en el
Muelle de las Delicias y de Nueva York, es decir, “
la barificación” del espacio, con establecimientos “que no invitan a sentarse y a disfrutar, copas y música”, por lo que esperan que
las licencias que se otorguen limiten el cierre a las 23.00. “
Nadie hace estudios previos del ruido”, se lamentaba, apuntando que muchas molestias se evitan con barreras acústicas que siempre se ahorran.