Los restos de piel y de ADN del acusado de una violación mortal en un parque de Sevilla aparecieron en 20 muestras recogidas en el lugar del crimen, entre ellos en la ropa interior de la víctima, en sus órganos sexuales y en pañuelos de papel.
Así lo han declarado los agentes de la policía científica en el juicio que se sigue en la Audiencia de Sevilla contra el acusado, Francisco Morillo Suárez, de 46 años, para el que la Fiscalía y la acusación particular piden la pena de prisión permanente revisable, la primera vez que lo solicita el Ministerio Público en la ciudad andaluza.
En algunas de las muestras hay restos epiteliales del acusado y en otros cromosomas suyos mezclados con los de la víctima, de 31 años, que murió desangrada y cuyo cadáver se localizó el 24 de febrero de 2016 en la glorieta Juanita Reina del parque de María Luisa.
En la tercera jornada del juicio, que se ha tenido que suspender unos minutos por indisposición del presidente de la sala, el juez Pedro Izquierdo, también han declarado los médicos que le hicieron la autopsia al cadáver así como el jefe del Instituto Nacional de Toxicología de Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla, Manuel Salguero.
Los médicos han subrayado que la víctima murió la madrugada del 24 de febrero después de dos o tres horas desangrándose y tras la brutal agresión que sufrió con un objeto romo que no se ha encontrado, y han descartado que se produjera con el miembro viril debido a la extensión que tenían.
La víctima sufrió dolor pero no pudo defenderse debido a la "somnolencia" que tenía por los ansiolíticos que tomó con intención de suicidarse, lo que no habría logrado porque la dosis no era letal, y el agresor, que ha admitido relaciones sexuales pero consentidas, pudo manejar su cuerpo con facilidad porque era "como un muñeco de trapo", han precisado los médicos.
En el juicio ha declarado la mujer del acusado, María del Carmen Román, quien ha reconocido que el año 2006 le denunció porque le había drogado y dormido y luego abusó de ella y le hizo fotos, lo que los expertos califican como una parafilia denominada "somnofilia".
La mujer le denunció en once ocasiones y él en otras dos a ella, ha explicado en su declaración, en la que ha dicho que a veces le denunciaba porque necesitaban un "mediador" para sus frecuentes peleas, y ha matizado que finalmente nunca ratificó las denuncias.
El día de los hechos, el 23 de febrero, asegura que su pareja se tomó más de una botella de ron, luego discutieron y él salió de casa, donde le volvió a ver entre las 22.30 y las 23.00 horas, y ha sorprendido a la sala al afirmar que "de bueno que es, es tonto".
El juicio, que estaba previsto que concluyera hoy, se reanudará el próximo viernes 12 de mayo, cuando se espera que quede visto para sentencia.