Nos desplazamos hasta La Muela, justo antes del cruce en dirección a Patría, en el término municipal de Vejer. Allí se encuentra una de las tres sedes que tiene la Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) en la comarca de La Janda.
Estamos vendiendo al mismo precio que hace 40 años. Hay ganaderos en la zona que conservan facturas de venta de terneros con precios más caros hace cuatro décadas que ahoraLa ADSG es “una agrupación de ganaderos que agrupa, y valga la redundancia, al 95 por ciento de las explotaciones de la comarca de la Janda”, con ganaderías de Alcalá de los Gazules, Paterna, Benalup, Medina Sidonia, Barbate y Vejer.
Hablamos de unas 580 explotaciones de ganado bovino o vacuno y otras 243 de ovejas y cabras. “Contamos actualmente con unos 28.000 vacas, 20.000 cabras y 4.500 ovejas”, explica Miguel Ángel Peña, director administrativo de ADSG, la agrupación de ganado bovino más grande Andalucía.
La ADSG nació en el año 1997 cuando la Junta “obligó a los ganaderos a agruparse”. A partir de ese año “en cada municipio había una agrupación y desde 2007, cuando se obligó a que dicha agrupación se llevase a cabo por comarcas, se unieron todas en una sola”.
Peña señala que “no es obligatorio pertenecer a esta agrupación pero sí tiene muchas ventajas estar dentro de ella”, de ahí su éxito.
Entre sus muchas laboras está “por así decirlo, trabajar para la Junta realizando las pruebas sanitarias, explotamos enfermedades como la tuberculosis o la brucelosis en el ganado”. Además gestionan “todos los movimientos del ganado, ya sea en la venta o en la compra del mismo, lo que supone, a día de hoy, la gestión del 79 por ciento de los movimientos de animales de la comarca, frente el 21 por ciento que gestiona la propia Junta”.
Al respecto, la Junta cuenta con una oficina comarcal agraria en Medina, mientras que el ADSG cuenta con tres sedes, una en Alcalá, otra en Medina y esta de Vejer. El resultado es que “los ganaderos prefieren acudir a nuestras oficinas que a la pública”.
En la comarca, “si hablamos de vacas, solo contamos con ganaderías extensivas, no hay intensivas. Y dentro de la extensivas contamos con ganado bravo y ganado de carne, en su mayoría”.
La raza autóctona de la zona es la retinta “pero también están sus cruces con charolés y Limousín, porque es lo que más demandan los carniceros y el mercado en general”. Prefieren estos cruces al puro porque este último tiene más huesos, menos carnes y genera más problemas.
“El mercado es el que manda y actualmente un ternero cruzado se vende más caro que uno retinto puro… es la ley de la oferta y la demanda”, indica Miguel Ángel Peña.
Aumentan los costes y no los precios
Hablamos de un sector en la comarca que demanda “que se le defienda. Estamos vendiendo al mismo precio que hace 40 años. Hay ganaderos en la zona que conservan facturas de venta de terneros con precios más caros hace cuatro décadas que ahora”. Unos precios que apenas han variado mientras que “los gastas en ese mismo periodo de tiempo no dejan de aumentar”.
No demandan ayudas en sí, “sino que se les defienda y que los precios sean más justos porque al final son los intermediarios quienes se llevan el dinero, y lo que se pide es que no ganen más ellos que el productor”.
Un productor que “está seis y siete meses criando un ternero para que al final las ganancias se las lleve el intermediario porque luego vemos cómo están los precios al pormenor”.
Es decir, “el consumidor sí nota la subida de los precios en la carne, pero el ganadero no. A lo mejor hay un año en el que el precio en lonja sube un 5 por ciento, pero luego resulta que los gastos en pienso, electricidad y gasoil suben un 15 ó un 20 por ciento, con lo cual siempre acaba perdiendo el ganadero”.
Los intermediarios “son las empresas que vienen a comprar los terneros. Contamos en la comarca con una ternera ecológica de muchísima calidad y que acaba en los mercados internacionales del norte de Europa y en Oriente Medio, como en los Emiratos Árabes”.
Esa ternera “se vende con escaso margen, como si no fuese ecológica y a esos mercados llega con unos precios de lujo que aquí ni se ven”.
Además “la venden con su propia marca, nadie sabe que procede de Barbate y Vejer, se pierde la trazabilidad”. Por ejemplo, “aquí la compra una empresa que la vende como ecológica de Los Pirineos, como si fuese de allí y se han criado aquí”.
Por eso, los ganaderos piden que “en el etiquetado debería quedar claro dónde nace, dónde se ha criado y dónde se ha sacrificado, es decir, toda la trazabilidad de la carne”.
Falta más unión
Sobre cómo se puede regular ese precio, Miguel Ángel tiene claro que “eso está en manos de las administraciones públicas como la Junta y el Gobierno. Son los que gestionan y decretan las leyes… aunque también es verdad que el sector ganadero no está tan unido y no ejerce la fuerza que debería ejercer para defenderse en Europa”.
Un ejemplo lo vemos con la nueva PAC (Política Agrícola Común), que “nos va a castigar y mucho a los ganaderos porque no contamos con asociaciones fuertes como sí hay entre los agricultores”. Cuando se negocia la PAC siempre “se ha mirado más por el agricultor que por el ganadero… La PAC suena más a agricultura pero afecta por igual al sector ganadero”.
Ahora, eso sí, por lo menos los ganaderos de la comarca “se rigen más por los precios de la lonja. Por lo menos ahora está más regulado, antes se negociaba directamente con el corredor y había más regateo. Ahora todo el mundo sabe los precios de lonja porque enviamos todas las semanas a los asociados, por WhatsApp, los precios de cada lonja para que así tengan un referente a la hora de vender”.
Para ello “nos fijamos en los precios de las lonjas de Binéfar, en Huesca, y en la de Extremadura”, porque lamentablemente en Andalucía no hay ninguna que pueda servir de referencia. Hablamos de precios que “se adaptan al ternero y la carne de esas zonas… hay razas que coinciden y otras no”.
Aún así, esfuerzos como el que ha realizado, entre otras muchas, la ganadería de Teresa Mera (en la Sierra del Retín) para adaptarse a la ganadería ecológica, no obtienen una recompensa acorde al mismo. “Ella paga los costos más caros, como el pienso y otros requisitos de una normativa más restrictiva, pero a la hora de vender, lo hace por un precio muy poco más caro que los demás”.
Miguel Ángel afirma que existe en la comarca una apuesta “fuerte por la ganadería ecológica y es que incluso la convencional que tenemos es ecológica porque es toda extensiva, nadie echa pienso excepto en años como este por culpa de la sequía”.
Entre el precio de venta y la subida de la electricidad o el gasoil, “la situación es inviable y muy complicada. Los únicos que tiran para adelante son los que llegan hasta el final de la cadena, es decir, que venden carne y no terneros. La mayoría venden el ternero a los seis o siete meses y otros lo llevan hasta que cumple el año y venden la carne directamente a los carniceros o restaurantes, sin intermediarios”.
Críticas a Garzón
Evidentemente Peña también quiso mostrar el rechazo del sector a las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón… “él generalizó. Se supone que es la persona que nos tiene que defender y nos tiró por tierra. Solo ha demostrado que es un ignorante y que no sabe de lo que habla”.
Peña insiste en que “aquí la carne es de muchísima calidad. Exportamos a los mercados más exigentes del mundo al tiempo que cumplimos con la normativa más restrictiva del mundo”.
Garzón “debería preocuparse de lo que importamos, a veces de países donde se usan productos que están prohibidos en la Unión Europea… desconocemos los controles que se realizan a esas carnes y verduras”.
Tras sus declaraciones “nos hemos quejado y hemos puesto el grito en el cielo, por lo que hemos pedido su dimisión”.
Porque “aquí no hay ganadería intensiva pero el daño está hecho porque nos metió a todos en el mismo saco” e incluso la intensiva que “existe en España cumple con la normativa que es la más exigente del mundo y no produce alimentos malos”.
Sus palabras “sí se han notado en las lonjas y en las exportaciones” aunque por suerte “nuestros clientes saben de la calidad, pero algo queda porque lo dice un ministro”.
Un aspecto positivo es que “en la comarca cada vez aumenta más el consumo de carne, los restaurantes y carnicerías tienen su cámaras de maduración porque se preocupan de ofrecer a sus clientes la mayor calidad”.
La raza retinta “te da una garantía de calidad, es autóctona y no la hay en otro sitio. Hay que ponerla en valor y deberían aumentar los controles porque ahora todo el mundo dice tener retinto pero habría que comprobarlo igual que se hace con el atún rojo de almadraba”.
Poner en valor el producto
Desde esta agrupación, con el objetivo de poner en valor el producto, “apoyamos y colaboramos con todas las ferias ganaderas y rutas gastronómicas” que se celebran en la zona.
De hecho, Miguel Ángel fue concejal en el Ayuntamiento de Vejer y “organizaba la feria de Abril y la exposición ganadera”. También fue el creador de la marca Ternera de La Janda que hoy en día utiliza casi todas las carnicerías de Vejer y muchas ganaderías.
También, bajo su mandato, se recuperó la subasta de retinto que se había perdido en Vejer… “siempre hemos sido un referente en la ganadería retinta pero también apoyamos a los que no lo son”, de ahí la marca Ternera de La Janda.
Existe cierta ilusión con el proyecto de la construcción de un matadero que se está trabajando desde el Ayuntamiento de Vejer con la ayuda de la Junta de Andalucía. “Desde hace unos años no existe ningún matadero en la provincia y sería un gran impulso para los ganaderos ya que ahora el más cercano está en Sevilla y sube mucho los costes de sacrificio de los animales. Lo ideal es que tuviera sala de despiece para que sea más viable y los ganaderos vean el beneficio de vender carne y no terneros”, señala Peña.
En cuanto al futuro, la apuesta es clara: la calidad del producto, con la compra de mejores sementales, entre otras acciones, y modernización de las explotaciones adaptándolas a las nuevas tecnología. “Pero existe un problema con el relevo generacional… No es rentable y conlleva mucho trabajo y sacrificio. El ganado no entiende de festivos y fines de semana, pero a pesar de todo es una labor maravillosa”.
Lamentablemente “no nos sentimos arropados por las administraciones, que se equivocan muchísimo. No ayuda de verdad al que produce, al que es ecológico… se apuesta más por cultivos como los de Jaén del olivo y el almendro, lo que conlleva que las praderas desaparezcan. Allí ya no se ve un animal y como la ganadería no es rentable, muchos cambian la producción por el olivo que es donde hay más ayudas”.
El sector y su entorno natural
Las administraciones “deberían enfocarse a los que más benefician a los ecosistemas y al medioambiente, que son los ganaderos, pero no escuchan ni al sector ni a quienes entienden del mismo, como catedráticos de las universidades. Aquí viene un urbanita y quiere imponer unas normas”.
Hablamos de una ganadería como la extensiva que compatibiliza la producción con la sostenibilidad del medio ambiente y el bienestar animal, “un método ganadero tradicional ligado al paisaje y a las costumbres del territorio”.
En ella el ganado se mueve en libertad y mantiene los recursos naturales del entorno. Gracias al mismo se configura el paisaje, de lo contrario sería todo matorral y desaparecerían muchas especies de plantas, insectos, pájaros...
Sin olvidar que produce una carne de mayor calidad, previene la erosión de los campos, aportan carbono al suelo, enriqueciéndolo y facilitando el crecimiento de la flora autóctona. También previene los incendios forestales, fija la población al medio rural y fomenta el desarrollo en la zona de otras actividades como el turismo, el deporte y la transformación de los alimentos.
Un sinfín de ventajas a pesar de la ceguera de las distintas administraciones públicas que las mantiene en un olvido imperdonable.