“Yo he nacido junto al mar, donde nunca muere el sol”, reza el himno del Colegio Los Olivos de Málaga. Junto al mar también nació una forma diferente de pedir el café, concretamente en el recién extinto Café Central. Como nunca hay que olvidar del lugar donde uno viene, los murales de este tradicional local de hostelería ya lucen en el centro escolar.
Según aseguran fuentes de Los Olivos a Viva Málaga, la relación del Café Central con el centro de la Orden de San Agustín es extensa. Así, Rafael Prado Salas, hijo del fundador, estudió en San Agustín. Más tarde, sus hijos lo hicieron en Los Olivos, y actualmente lo hacen sus nietos. Asimismo, Carlos Ruiz de Luna, autor de estos murales, también fue alumno del colegio. Por último, la traducción al latín fue del padre Laureano Manrique, actualmente jubilado, pero que fue profesor y director del centro escolar. De esta manera, el colegio se puso en contacto con la familia al enterarse de la noticia del cierre y quisieron ceder estos azulejos.
Por otro lado, Ángeles Malagueños de la Noche agradeció a la familia, a través de las redes sociales, la donación de alimentos y menaje para su uso por parte de esta ONG.
El Café Central, para el disgusto de los malagueños y visitantes, echó el cierre el pasado domingo debido a la subida de los alquileres. En este establecimiento nació el “solo”, el “largo”, “semilargo”, “solo corto”, un “mitad”, un “entrecorto”, un “corto”, un “sombra” y una “nube”, formas de pedir el café que han traspasado las fronteras de Málaga y que ahora lucen en este colegio, al lado del bar que regentan María José y Juan, otra institución del colegio.