En muchos casos, los medios de comunicación se hacen eco de estos varamientos, y por la misma razón, al ser animales "simpáticos" y "mediáticos", nos dejamos influir por sus sonrisas, y achacamos en muchas ocasiones las muertes de los cetáceos a causas antropológicas. Sin embargo, es muy difícil saber si una especie de cetáceo que llega a la costa muere por culpa del hombre o por el contrario, su muerte es debida a una enfermedad natural.
De aquí el primer punto importante a la hora de avisar a autoridades competentes sobre los varamientos. Al ser especies en peligro de extinción, se hace necesario, por parte de la sociedad avisar al 112 de emergencias, en caso de observar un animal varado en la costa. La junta de Andalucía, a través del Centro de Gestión del Medio Marino de Andalucía (Cegma), realizará una necropsia, y analizará las posibles causas de muerte del animal, que desde luego no salvará al individuo, pero permitirá adoptar medidas de gestión para las poblaciones de cetáceos Andaluzas.
De la misma forma, es importante avisar al 112, en caso de avistar un cetáceo varado, ya que aparte de análisis de causas de muerte de los animales también se pueden desarrollar numerosos análisis que nos ayuden a comprender la ecología de los cetáceos andaluces.
Entre ellos desatacan los análisis genéticos, que se pueden hacer con animales muertos incluso desde hace semanas, análisis de contenidos estomacales, que nos permitirán saber que tipo de dieta tienen estos animales, o análisis sobre relaciones isotópicas de nitrógeno o carbono, que a través de técnicas moleculares, nos permitirán saber de qué tipo de aguas se alimentan estos animales, y en qué nivel de la cadena trófica se encuentran en el ecosistema.
Analizando las gónadas, (testículos u ovarios), podemos saber también cuales son las estrategias reproductoras de los cetáceos, y por tanto podremos tener información interesantísima para la conservación de especies en peligro de extinción. Finalmente, y no por ello menos importante, podemos saber qué niveles de contaminantes tienen los cetáceos en sus capas de grasa o piel, lo que nos puede ayudar también a diagnosticar las causas de muerte del animal, y por tanto, los problemas de conservación que afectan a los cetáceos.
Ejemplos claros de este tipo de estudios son los acaecidos a partir del varamiento de Vega, una de las orcas más ancianas del Estrecho, que varó en mayo del 2006. Gracias a análisis de su piel, se ha podido establecer que las orcas del Estrecho, en algunos casos, no sólo se alimentan de atunes rojos. Esta información, unida a estudios genéticos, nos han permitido saber mucho más sobre sus estrategias alimenticias y reproductoras en el Golfo de Cádiz, y por tanto, nos han ayudado a poder proponer esta especie como especie vulnerable, lo que implica que las autoridades competentes deben de aplicar un plan de conservación para la especie en un lapso de tiempo corto.
Otro ejemplo claro es el del estudio de las barbas (equivalentes a los dientes en ballenas) en rorcuales comunes varados a lo largo del la costa andaluza. Estos estudios nos han permitido establecer cuales son los posibles patrones de migración de estas especies en el Mediterráneo, y por tanto, nos permiten establecer medidas de conservación al paso de los mismos por el Estrecho de Gibraltar.