Nació para ser la Ciudad de la luz, un lugar en el que hacer realidad los sueños de los cineastas, años más tarde el complejo se sumía en un letargo de casi 10 años y resurgiría un nuevo despertar de la mano del president Ximo Puig, que abría las instalaciones de nuevo para hacer realidad los sueños de jóvenes empresas y emprendedores.
Ciudad de la luz se convirtió entonces en un cajón de sastre donde todo cabía y volvían a cumplirse sueños. Como el de tener por primera vez una conselleria con sede en Alicante la de innovación. O el de formar un distrito digital. O el de reabrir la televisión pública autonómica. También se prevé abrir un centro de formación en seguridad y emergencias climáticas. Todo en un mismo lugar, este en el que hace apenas un año se habilitó un vacunódromo para cumplir otro sueño, el de combatir el COVID. Por las mismas fechas surgía otro uso más, esta vez solidario. Aquí se situaron las cocinas de Alicante Gastronómica, que dos años después siguen con los fogones encendidos para alimentar a los más necesitados.
El último de los usos también será solidario acogiendo a miles de ucranianos que consiguen escapar de la pesadilla de la guerra. También aquí se almacenan estos días los cargamentos de ayuda humanitaria que se enviarán a la zona de conflicto desde alicante. Con los años este mega complejo de 320.000 metros cuadrados se ha convertido en una gran ciudad solidaria donde los sueños si se cumplen.