Engalanada para la ocasión con porte regio, la escena del Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca, flanqueada por los estandartes portuenses, dos grandes faroles procesionales y las flores de la primavera, ha acogido este Domingo de Pasión el Pregón de la Semana Santa de El Puerto 2022, bajo la presidencia del alcalde de El Puerto, Germán Beardo, acompañado por el teniente de alcalde de Fiestas, el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Juan José Caballero y el rector del principal templo de la ciudad portuense, Antonio Sebastián Sabido.
Ante un auditorio repleto de hermanos, cofrades y portuenses, Don Francisco Figuereo Noriega, presentado por Dña. María Montes González, ha revivido como pregonero el Evangelio más portuense, que dejará atrás la Cuaresma para dar la bienvenida al Domingo de Ramos.
Un pregón fraguado con mimo durante dos años de espera, que ha sabido mantener su llama encendida a pesar de la pandemia y el recogimiento, para este año 2022 clamar que los titulares vuelven a las calles de El Puerto, guiados por el Señor del mar de Galilea al Puerto Menesteo, para que se escuchen con más ganas que nunca el rechinar de las zapatillas de los costaleros bajo los pasos, inculcando en su recorrido la fe hasta que se proclame la alegría de la Resurrección, siempre con Jesús el Nazareno encomendado a la Virgen de Los Milagros.
El Puerto vivirá una Semana Santa renovada, con procesiones en las calles y olor a incienso, dejando atrás el dolor y el miedo con esta Primavera que vuelve despertando un corazón que solo estaba dormido para vestirse de nuevo de penitente, con el cíngulo y el capirote, pasando de las restricciones a las pasiones, con más fuerza y ganas que nunca que vivirán en la fe del señor, el pesar de la muerte y la alegría de la Resurrección.
Acompañado por las marchas procesionales de la Banda Maestro Dueñas y el quejío de las saetas de Aroa Cala, levantó la emoción contenida pero siempre llena de esperanza del regreso a la normalidad de la Semana Grande de El Puerto, rogando que entre todos la arropemos y situemos en lo más alto.