Las cantaoras han sido siempre un fiel estandarte del flamenco más luchador, pero en muchas ocasiones se han visto silenciadas, o relegadas a un segundo plano, realizando sus cantes siempre que podían. Así, hasta que se han convertido en uno de los mejores ejemplos de empoderamiento que tenemos en nuestra sociedad. Mujeres que han sacado pulmón y pecho, para gritar y cantar que podían estar en un mundo de hombres. Para sacar a relucir esta acción de empoderamiento, Jesús Sotomayor, con su productora Trafalgar Cinema, han puesto en marcha el rodaje de la serie-documental Flamencas, que intenta tratar el flamenco desde el punto de vista de la mujer.
“Las principales cantaoras de flamenco de Andalucía están en esta serie documental. Son ocho capítulos y cada uno de ellos está protagonizado por una cantaora. Hemos rodado ya con Argentina de Huelva y ahora hemos rodado con María Terremoto, de Jerez”, explica Sotomayor, que es uno de los socios de la productora.
Una serie documental que trata de profundizar en el lado más personal de estas mujeres, ese lado que en ocasiones permanece desconocido por completo y que nos muestra una cara cercana de estas enormes artistas. Desde una visión feminista, como nos cuenta su productor, este documental propone dar “esa visión desde el punto de vista femenino del cante flamenco. Profundizar en las raíces flamencas y en este caso con María Terremoto hablamos de su herencia flamenca y, sobre todo, de ella, que es una chica muy joven que tiene un gran futuro”.
Sobre el germen de la idea de esta serie-documental, Sotomayor asume que siempre busca “darle una vuelta más creativa a todo y tener el enfoque desde una perspectiva de las cantaoras, desde un punto de vista feminista. Tenemos grandes cantaoras y queremos resaltar su empoderamiento”, indica, tras destacar la enorme evolución que ha vivido el flamenco a lo largo de los últimos años. “María Terremoto nos lo contaba, que hace varias generaciones era un mundo muy cerrado, de hombres, pero cada vez se ha ido abriendo mucho más hasta que hoy en día las mujeres forman parte de ese mundo”.
Esta clase de proyectos van siempre en consenso, aunque en este caso la iniciativa fue de Juan Manuel Roa, socio de la productora Trafalgar Cinema, quien como nos explica Sotomayor, siempre “tiene la idea de resaltar mucho el flamenco y esas ideas sobre estos distintos proyectos que surgen de él. Yo me he sumado a estos proyectos porque soy de Jerez y sé el valor que tiene el flamenco como jerezano que soy y, a raíz de esa idea, apoyo su proyecto sin pensarlo”.
El concepto de esta nueva serie documental no es sólo mostrar el arte que llevan dentro esta serie de fantásticas cantaoras, sino que además se busca “mostrar a la persona, al artista en el día a día. con su familia, con sus hijos, la lucha, las dificultades, la formación que hay detrás de un artista… porque realmente no se valora la formación que ellos tienen. María es una gran artista y está muy bien formada. Yo diría que ante todo es una persona súper formada y eso realmente no se ve”, explica Sotomayor, que defiende el apoyo a este tipo de proyectos. “Todo apoyo a cualquier tipo de arte es poco, porque la cultura nunca se valora lo suficiente. El flamenco ya es una institución muy importante, pero sí es verdad que como cualquier obra de arte necesita apoyo, más ayudas… por eso es nuestra labor”.
A la hora de comercializar estos documentales Sotomayor explica que la idea es poder venderlos “ en alguna plataforma digital para la venta. Sobre flamenco algo hay, pero queremos irnos a las más internacionales para difundirlos lo máximo posible. Lo que queremos es dar a conocer el flamenco y extenderlo lo máximo. Creemos que era necesario sobre todo desde el punto de vista desde la mujer”.
A día de hoy, el flamenco ha evolucionado tanto que ya no es el mismo que hace diez, años; el truco de la persistencia y evolución del mismo está en la sangre, el gen. “La seguiriya no se canta igual que hoy en día, porque se cantaba con un dolor real. La genética va transmitiendo ese gen, ese dolor…pero sí es verdad que no solo el paso generacional va transmitiendo ese arte, sino que también las nuevas generaciones van trayendo soplos de aire fresco que le dan su toque propio”, explica sobre la evolución el productor de esta serie-documental.
Sotomayor lo tiene claro, una cantaora “debe tener mucha expresión artística de toda la tradición flamenca que haya heredado. Esto viene de familia, de tradición, de padres a hijos. Esto se vive”. “Cada lugar tiene su flamenco distinto. Y una cantaora debe tener esa esencia, que se haya impregnado de ella”, concluye.