Vivir el Jueves y Viernes Santo de Sevilla era el sueño que tenía Pedro, un paciente oncológico de Jaén de sólo ocho años, un anhelo que se ha visto cumplido por la asociación Pídeme la Luna gracias a la colaboración de las hermandades sevillanas, que se volcaron para que este “inteligente y vivaracho” pequeño pudiera disfrutar de la Semana Santa de Sevilla, algo que asegura la asociación “le apasiona”.
Según relata la asociación, su único gran objetivo es “fabricar los más increíbles y mágicos sueños de todos nuestros campeones para hacerlos muy felices”, unos campeones que son los niños pacientes de Onco-hematología de Jaén. El último protagonista ha sido Pedro, “un precioso niño de 8 años muy inteligente y vivaracho” al que la asociación ha colmado son su “anhelo más preciado”: pasar el Jueves Santo y Viernes Santo en Sevilla viendo sus majestuosas procesiones, algo que le apasiona, acompañado por sus padres y por la voluntaria de la asociación Ana Segura.
“Pedro lo tenía muy claro, quería ver muchas procesiones y así fue como derrochaba energía e ilusión por las calles de Sevilla, desde la misma Catedral, Cuesta del Bacalao, calle Alemanes etc. contagiando su entusiasmo y alegría a todos sin querer perderse ningún detalle”, relata la asociación.
La emoción de Pedro “se desbordó” cuando llegó a la Basílica del Gran Poder y lo recibió el mismísimo hermano mayor Ignacio María Soro Cañas para darle la bienvenida y unas invitaciones que les permitiría estar sentados en la misma puerta de la Basílica y presenciar su majestuosa procesión con más de 3.000 nazarenos. Ignacio Soro supo derrochar cariño y ternura con Pedro y su familia “colmándolos de atenciones y explicándole muy detenidamente todos los detalles. No hay palabras para describir la mirada apasionada de Pedro ante el Gran Poder, al que también dirigió su oración por todos los niños de Oncología”, asegura la entidad.
A continuación, Pedro llegó a la Basílica de la Macarena con sus 4.500 nazarenos donde también fue recibido con mucho cariño por su hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero. Pedro también quiso rezar ante la Macarena por todos los niños de Oncología. “Enrique Espinosa y Ana María Velarde explicaron todo a Pedro y estuvieron muy cariñosos con él. Queremos agradecer muy especialmente la generosidad, categoría humana y elegancia de estos dos hermanos mayores que tan feliz han sabido hacer a Pedro”, aseguran.
“Nuestro campeón supo también reponer fuerzas con un gran almuerzo para poder resistir hasta altas horas de la madrugada y disfrutar de un sin fin de procesiones que era el gran sueño de su vida: El Gran Poder, la Macarena, El Cachorro y La Soledad, Nuestra Señora de la O, el Cristo de los Gitanos, la Carretería con su Cristo de la Salud, Nuestra Señora del Mayor Dolor, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora del Patrocinio, Los Negritos, Virgen de la Lágrimas, la Esperanza de Triana etc. y como broche de oro el Viernes Santo un paseo en coche de caballos por los lugares más emblemáticos de Sevilla”, apuntan.
“Nuestro querido Pedro nos ha dado una vez más una gran lección de fortaleza, valentía y espíritu de lucha y superación con esa gracia natural que tiene y esa gran alegría y buen humor que nos transmite a todos siempre”, concluye la entidad, que apostilla que “Pedro ahora quiere hacer su propia cofradía y se ha llevado de Sevilla todos los elementos necesarios para constituirla”.