Aunque nadie lo diría viendo su cara angulosa, su perjudicada dentadura y sus pobladas cejas, lo cierto es que la bruja de San Juan, la que cada año sigue quemándose en la placeta del barrio coincidiendo con la celebración de esta festividad, cumple 36 años. Son los que han transcurrido desde que Rafael García Medina le diera vida por primera vez aquel verano de 1986, recogiendo, acaso, la esencia de esta noche mágica, tan llena de ensalmos, tradiciones, creencias y ritos a lo largo y ancho de la geografía nacional, así que, ¿por qué íbamos a ser menos aquí?
Con los mimos y dedicaciones que solo pueden dedicarse a la criatura que uno mismo ha creado, Rafael lleva ya tiempo dando forma a la nueva versión de esta bruja atávica y desdentada, volandera y festiva, que surcará otra vez el cielo de la Placeta descolgándose desde la torre de la iglesia, en la noche de este viernes, 24 de junio. El fuego volverá a ser la parte central del espectáculo, aunque esta vez sin fuegos artificiales.
Esto en lo que a lo profano se refiere, porque en lo que toca a la festividad religiosa, esta se iniciará a las 8 de la tarde con la misa en honor a San Juan Bautista, seguida, desde las 20.45 de la tradicional procesión, que discurrirá por las calles Rosario, Veracruz, Llana, Real y Rosario, acompañada por la Agrupación Musical “Cristo de la Salud”. Al finalizar la procesión habrá una gran verbena en la Placeta, con música, hinchable para los más pequeños y barra con precios populares. Será en torno a la medianoche cuando la bruja haga su acto de aparición, antes de extinguirse entre las llamas y las brasas. El cielo oscuro de San Juan, lleno de chiribitas y pavesas, nos dirá entonces que ha pasado otro solsticio de verano.