Unas 150 personas refugiadas ha recibido apoyo de Cruz Roja en Puente Genil en lo que llevamos de 2022. Así lo ha puesto de manifiesto la institución humanitaria que esta semana ha hecho balance con motivo de la celebración del Día Internacional del Refugiado, que se conmemoró el pasado lunes 20 de junio.
Cruz Roja Española es la entidad con mayor implantación territorial del Sistema Estatal de Acogida (con 47 provincias) y mayor volumen de plazas de acogida (aproximadamente un 30% del total). Forma parte desde hace más de 30 años de este sistema para dar apoyo integral y multidisciplinar a las personas solicitantes y beneficiarias para el reconocimiento del estatuto de apátrida.
Sólo en la provincia de Córdoba, Cruz Roja ha atendido en lo que va de año a cerca de 300 personas refugiadas o solicitantes de asilo, entre las que se encuentran alojadas en centros y las que ya están en pisos de alquiler.
Así, por la la primera fase del Sistema Estatal de Acogida, la de acogida temporal, han pasado desde enero hasta hoy en la provincia 207 personas, repartidas entre la capital (84) y Puente Genil (123); mientras que en la segunda fase, la de integración, en la que los demandantes de protección internacional viven ya en pisos y reciben ayudas económicas para el alquiler y otras necesidades básicas por parte de la entidad, se encuentran -o han estado en estos meses- otras 86 personas, de las que 73 habitan en la capital y las 13 restantes en Puente Genil.
El perfil de estas personas es muy diverso, aunque según ha indicado la institución, son mayoría los hombres de países como Mali, Afganistán, Marruecos, Siria o El Salvador. Entre ellos, hay además muchos menores, como demuestra el dato de personas de menos de 18 atendidas en lo que va de año, que asciende a 87.
La intervención de la entidad consta de varias fases, que cubren desde la primera atención hasta la fase de preparación para la autonomía, con una duración de 18 a 24 meses. Durante ese tiempo, se presta una atención integral e individualizada que incluye, entre otros, la primera acogida, la acogida temporal, la asistencia legal y psicológica, el aprendizaje del idioma, la traducción e interpretación, y todo ello, aplicando la perspectiva de género, pues las mujeres no se enfrentan a las mismas formas de persecución que los hombres y durante los desplazamientos son especialmente susceptibles de sufrir violencia o ser víctimas de la trata de personas.