La playa de La Barrosa amaneció este domingo con una estampa muy diferente a lo habitual, puesto que a escasos metros de la orilla, un gran dique flotante había encallado durante la tarde-noche del pasado sábado. La estructura, propiedad de la empresa Fomento Construcciones y Contratas (FCC), partió el pasado día 17 de las Islas Canarias, con destino a la Basa Naval de Rota. Sin embargo, a pocos kilómetros de su destino, el fuerte temporal de lluvia y viento, que propició un fuerte oleaje en la costa chiclanera, provocó que los cables que sujetaban la estructura de metal y hormigón se rompiesen, lo que llevó consigo que el dique quedase a la deriva durante varios minutos.
El temor a que el dique encallara en la zona de corales, que aparecen entre la Primera Pista de La Barrosa y Sancti Petri, activó un plan de emergencia, en el cual Salvamento Marítimo actuó con el objetivo de llevar la estructura hasta zona arenosa, de forma que no fuera dañada la estructura. Con todo ello, el dique flotante fue trasladado hasta la zona del Novo Sancti Petri, donde queda encallado desde el sábado por la noche.
Hay que recordar que el dique flotante Mar del Teide cuenta, según la página web de FCC, con una dimensiones espectaculares: 34,2 metros de eslora; 28,20 de manga máxima; 22,05 de manga interior; 20 metros del puntal de cubierta a la torre; 3 metros de puntal de pontona; 34 metros de puntal de torretas; un calado equipado en rosca de 1,65 metros; 18,5 metros de calado máximo; alcanza un desplazamiento en rosca de 1.389 toneladas; y es capaz de conseguir un desplazamiernto máximo de 4.255 toneladas.
En este caso, el dique ha sido construido para la ampliación del muelle 4 de la Base Naval de Rota, con la autorización del Ministerio de Defensa. La llegada del mismo a la base militar estaba prevista para el mismo sábado.
Encallada varios días
Afortunadamente, según ha indicado a este medio el alcalde de la ciudad, José María Román, “no ha habido riesgo de contaminación, por lo que podemos estar tranquilos al respecto. De todas formas, los especialistas en la materia han estudiado las posibles consecuencias, entre las que no aparecen problemas derivados de ningún producto químico o del petróleo, ya que el dique era remolcado por un buque”.
De todas formas, la estructura de metal y hormigón tendrá que permanecer en la orilla de La Barrosa varios días más, debido al bajo coeficiente de mareas, que provoca que no pueda ser remolcada mar adentro. “Estamos en contacto con Capitanía Marítima, desde donde nos han comentado que ahora es imposible hacer nada, puesto que el dique se encuentra muy cerca de la orilla y, por tanto, la profundidad es mínima. Tienen que esperar unos días hasta que el coeficiente de mareas sea mayor para que un barco remolcador pueda acercarse a la zona y poder arrastrar el dique”, ha aclarado Román, quien ha añadido que todas las operaciones las llevarán a cabo los responsables de Capitanía Marítima.
Sin embargo, a pesar de permanecer encallado junto a la orilla de La Barrosa, el dique flotante se mueve debido al fuerte oleaje que sacude el litoral chiclanero desde el pasado viernes. Por ello, las labores de arrastre también tendrán que esperar hasta que amaine el temporal.
Cientos de chiclaneros se acercan a La Barrosa
El dique encallado en la orilla de la playa de La Barrosa se convirtió en un aliciente para que cientos de chiclaneros y curiosos de otras localidades próximas se acercaran durante el domingo a la zona para observar y fotografiar esta enorme estructura de metal y hormigón. Durante toda la jornada, las personas que paseaban por el litoral chiclanero no dudaban en acercarse hasta el Novo Sancti Petri para contemplar este enorme dique, que seguirá varios días más encallado.
Este suceso fue, sin dudas, en el tema estrella en cualquier conversación entre chiclaneros. Las enormes dimensiones y la fuerza del oleaje hicieron que los curiosos no dejaran pasar la oportunidad para inmortalizar esta imagen diferente de La Barrosa. Además, la seguridad en la zona era máxima, lo que implicaba que los ciudadanos llegaran a escasos metros de una estructura que no dejaba de moverse.