José Gil, portavoz del Movimiento Andaluz en Defensa de las Pensiones Públicas (Madpp), teme que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, dé un paso más para desmantelar el modelo de prestaciones de reparto con las reformas que impulsa en las últimas semanas. Por ello, el colectivo prepara un otoño caliente con una gran manifestación el 15 de octubre en Madrid.
Entretanto, el movimiento recoge firmas para entregarlas en esa jornada en el Congreso de los Diputados, exigiendo la revalorización de las pensiones en función del incremento de de la inflación acumulada anual, una pensión mínima del 60% del salario medio y contra la privatización del sistema público de pensiones.
Gil considera que es lo justo dada la aportación de los mayores durante su vida laboral y, además, teniendo en cuenta lo que los expertos denominan “transferencia generacional” en forma de compra de alimentos u ofreciendo alojamiento. “Si no hubo un estallido social en España a raíz de la crisis del año 2008, fue porque las pensiones de los abuelos soportaron a las familias”, explica el portavoz de la entidad.
Efectivamente, según un estudio de la Fundación La Caixa, entre la explosión de la burbuja inmobiliaria y 2016, ocho de cada diez jubilados prestaron asistencia económica a sus hijos y nietos en paro y 300.000 hogares dependieron durante ese periodo de las pensiones para sobrevivir mes a mes a la espera de mejores tiempos.
El papel que juegan en cuanto a los cuidados y favorecer la conciliación laboral tiene un valor incalculable. Y beneficios para la salud, apunta, por su parte, el geriatra Juan Carlos Durán, quien destaca que, por lo general, las relaciones entre abuelos y nietos es magnífica. El vínculo “estimula la salud mental y psicológica; el cariño que reciben y dan es muy positivo”, agrega.
El problema se encuentra en que “se convierta en una carga, en esclavitud, porque lo positivo, si se excede, también es negativo”, advierte.
Durán remarca que cada vez se alarga más la esperanza de vida. “Los avances científicos y tecnológicos permiten, además, disfrutar durante más años con calidad”, pero la falta de actividad puede pasar factura.
“Siempre digo a quien viene a la consulta que se levante temprano, se ponga guapo o guapa, salga a la calle en un café y empleen el tiempo” en pasar tiempos con sus nietos o colaborar con obras sociales. De lo contrario, solo estarán pensando “en si me duele la rodilla o la hipertensión”. “Tanto por salud como por capacidades cognitivas, los jubilados tienen un potencial enorme y pueden aportar mucho a la sociedad todavía”, agrega.
Este consejo es especialmente importante para las personas que sufren soledad no deseado, una auténtica lacra, en su opinión. “Cuando los mayores pasan tiempo solos, empiezan a deprimise y, a partir de ahí, comienza la cascada de problemas”, apunta. Ante esta situación, no solo prescribe medicamentos, sino que “busco intermediación y algún recurso social, como unidades de estancias de diurna o voluntariado.