Los profesionales de urgencias y de atención primaria ven muy poco probable que la sumisión química esté detrás del goteo de pinchazos en espacios de ocio que desde hace días están denunciando chicas de toda España; son agresiones "intolerables" y, como tales, han de abordarse y tratarse en centros sanitarios.
Las agujas empleadas, cuando se usan en varias mujeres, pueden ser el medio de contagio de virus como el de la hepatitis B, hepatitis C o el VIH
Porque es lo primero que hay que hacer: ante la sospecha de haber recibido uno de estos picotazos, hay que acudir al médico para garantizarse una atención adecuada, coinciden varios especialistas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFyC) consultados por Efe.
Son los servicios de urgencias los que hoy por hoy están dando esa asistencia, aunque por ahora, dice Mayte Maza, jefa de Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, llegan "casos aislados". En el Hospital de Ourense no han tenido ninguno, aunque sí 10 de sumisión química desde noviembre, expone el responsable de sus servicios de urgencias, Francisco Aramburu.
Desde Semes recuerdan que la sumisión química implica la administración de fármacos o drogas para cometer actos delictivos como robos pero, sobre todo, agresiones sexuales. También lo es aprovecharse del consumo voluntario de sustancias para perpetrar estos delitos.
PRÁCTICAS ILÍCITAS Y LESIVAS POR IMITACIÓN
Algo que, de momento, no parece haber en los casos aparecidos, en los que los análisis han arrojado en la inmensa mayoría resultados negativos en sustancias tóxicas: "Lo más probable es que en ellos la finalidad no fuese la sumisión", sostiene la doctora, que precisa: "Tampoco puede descartarse sin realizar los estudios pertinentes, de ahí la importancia de la evaluación médica inicial y que sea fundamental interponer la denuncia correspondiente".
Algunas sustancias son indetectables en los laboratorios de los hospitales: "La batería habitual de tóxicos de la que disponemos -añade Maza- no detecta determinadas sustancias, por lo que para confirmarlas hay que realizar otro tipo de análisis".
La urgencióloga prefiere no nombrar drogas porque, "dado el posible componente imitativo de estas prácticas ilícitas y lesivas, lo más prudente es no especular ni señalar ninguna que pueda ser empleada después por otros asaltantes".
En los casos confirmados de sumisión química, las más frecuentes que se han empleado son fármacos de la familia de las benzodiazepinas como el flunitracepan (Rophinol) y de los opiáceos, la ketamina, la escopolamina o el ácido gamma hidroxibutírico (éxtasis líquido o GHB), enumera José Ignacio de Juan Roldán, miembro del Grupo de Trabajo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFyC).
Todas ellas, detalla Aramburu, que ha participado en la elaboración del primer protocolo de sumisión química en Galicia, provocan una amnesia total desde el momento en que se ingieren y se metabolizan enseguida (duran de media entre 12-14 horas en sangre), de ahí la importancia de acudir inmediatamente al hospital.
INYECTAR SUSTANCIAS MEDIANTE UN BREVE PINCHAZO, ALGO POCO PROBABLE
¿Pueden inyectarse estas drogas con un breve pinchazo? Los tres sostienen que no es fácil: "Parece poco probable que solo mediante un pinchazo se inocule un volumen suficiente de tóxico para lograr la sedación de la víctima", defiende Maza.
"Es un poco complicado -afirma Aramburu- porque una inyección lleva un tiempo determinado y hace falta colaboración de la víctima, y aunque podría darse, dependiendo de sus condiciones físicas y mentales de la víctima, no es tan fácil como diluirlas en una copa".
"Para poder inyectar una cantidad suficiente de fármaco, vía subcutánea o intramuscular, la aguja debe permanecer en contacto unos segundos con la piel. Hablamos de dos o tres segundos, pero en ningún caso se puede administrar ninguna sustancia tan solo con meter y sacar rápidamente la aguja", concluye De Juan Roldán.
Que no sean casos de sumisión química, agrega este médico de familia, no resta importancia a estos sucesos: "Independientemente de que se emplee una sustancia o no, se trata de una agresión machista que no se puede tolerar".
"No debemos olvidar que sumisión o no, es incuestionable que se trata de agresiones, y como tales se han de abordar", coincide Maza.
URGE EXTENDER LOS PROTOCOLOS
La alarma creada ha llevado a comunidades como Cataluña y Extremadura a actualizar y activar protocolos de actuación ante posibles casos de sumisión química por pinchazos, aunque el PP ha pedido al Ministerio de Sanidad que elabore uno con carácter nacional.
En este sentido, la jefa de Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro comenta: "En nuestro servicio teníamos previsto trabajar en un protocolo de sumisión química en los próximos meses y, ante los últimos acontecimientos, se hace muy necesario que se acelere la puesta en marcha".
Se trata, prosigue, de un tema transversal que no solo afecta a los servicios de urgencias, ya que "tiene connotaciones médico-legales que implican a otros organismos, por lo que han de detallarse los aspectos más delicados de manera clara".
Los pinchazos deben tener un capítulo exclusivo: estas agresiones, insiste, "no encajan con el procedimiento clásico ante sospecha de sumisión química, por lo que deben encuadrarse dentro de su propio apartado".
En Galicia se aplica el mismo procedimiento de actuación para los pinchazos que para los de sumisión química, señala el que ha sido uno de sus artífices, el doctor Aramburu.
Se ha elaborado de acuerdo con autoridades judiciales, la Policía Nacional y el Instituto de Medicina Legal y Forense de Galicia y, en el ámbito hospitalario, con el servicio de análisis clínicos y de trabajo social, y está diseñado tanto para hombres como para mujeres aunque las agresiones, puntualiza, son mucho más frecuente en ellas.
LOS OTROS RIESGOS DE LOS PINCHAZOS
El protocolo establece una recogida de muestras, que deben ser custodiadas hasta los laboratorios del hospital; paralelamente, se activa a la Policía, pero solo si la víctima da su consentimiento. "Es fundamental que denuncie para poner en marcha la investigación", recalca.
A las que han sido víctimas de pinchazos, además se les hacen profilaxis de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) como la clamídea o la sífilis, de VIH, antitetánica, hepatitis B y anticonceptivos de emergencia, ya que este tipo de agresiones conllevan otros riesgos para la salud.
"Las agujas empleadas, cuando se usan en varias mujeres, pueden ser el medio de contagio de virus como el de la hepatitis B, hepatitis C o el VIH", relata el portavoz de Semfyc.
Este profesional considera que, además de los consejos a las víctimas, ha llegado el momento de facilitárselos "a los chicos que llevan a cabo estos pinchazos y a sus acompañantes". "A los primeros: no pinchéis a las chicas. A los segundos: recriminad a vuestro amigo que lo que está haciendo es una agresión machista", zanja.
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Los médicos descartan la sumisión química tras los pinchazos: son agresiones
Ante la sospecha de haber recibido uno de estos picotazos, hay que acudir al médico para garantizarse una atención adecuada
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