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Jueves 14/11/2024
 

Provincia de Cádiz

“Un abrazo es mejor que tomar cualquier ansiolítico”

La doctora Rosa Molina edita una guía para aprender a entender las emociones a través de lo que expresa el cuerpo para mejorar la salud mental

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  • La autora de 'Una mente con mucho cuerpo', Rosa Molina. -

Nunca antes se había rendido tanto culto al cuerpo... de manera equivocada. “La preocupación por la belleza no es ninguna novedad pero, con la presión mediática, se ha disparado de una manera exponencial”, sostiene la doctora Rosa Molina, especialista en psiquiatría en el Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid, y autora de 'Una mente con mucho cuerpo', una guía para entender las emociones y cuidar la salud mental, publicado por Paidós.

“Mi hermana es dermatóloga y a su consulta acuden jóvenes que quieren tener la piel como se ven en las fotografías con filtro”, advierte. “Los seres humanos tendemos a compararnos con las personas de nuestro entorno para evaluar si nuestras habilidades, creencias y actitudes son correctas; tendemos a buscar referentes físicos” y las redes sociales se han convertido en lugar donde recurrimos porque con un clic podemos observar a una enorme cantidad de personas. “Ahí, tanto lo bueno como lo malo, se ve multiplicado y amplificado y si no lo supervisamos corremos el riesgo de quemarnos”, agrega.

Para poner coto a la influencia de este tipo de conductas, Molina apela a la necesidad de prestar atención a la “inteligencia corporal”. Su conocimiento sirve de base para entendernos mejor. “¿Sabías que notar mariposas en el estómago, tener un nudo en la garganta o que sientas que te va a estallar la cabeza no son solo frases hechas? Se trata de sensaciones reales que se desencadenan en diferentes partes de nuestro cuerpo cada vez que experimentamos una emoción, ya sea enfado, tristeza o alegría, y son tan reales como el dolor de una pancreatitis”, escribe.

En la guía editada, la doctora hace referencia a la postura porque “refleja la manera de posicionarnos frente al mundo”. “¿Acaso no hemos experimentado todo lo diferente que es andar con la cabeza gacha y movimientos lentos frente a la marcha con el cuerpo estirado y movimientos enérgicos? La película de lo que vemos, es decir, la película de nuestra vida, cambia sustancialmente”, señala. Y añade: “¡Qué difícil es reírse o sentirse enérgico yendo con el cuerpo encorvado!”.

También influye el estrés. “La pandemia nos ha enseñado que necesitábamos parar”, remarca. “No podemos estar permanentemente recibiendo estímulos”. Molina advierte de que estamos sometidos a una intermitencia con Whatsapp, correos electrónicos y redes sociales. “Lleva aparejado un desgaste que no apreciamos, como los gastos hormiga, pero que causan estragos”.

La doctora defiende “aburrirse conscientemente”. Y lo aconseja especialmente en el caso de los niños. De la inactividad “surge el fantaseo”, porque estimula el juego simbólico. Un palo acaba convertido en espada, por ejemplo. Y, por otro lado, considera necesario tomarse la vida con calma.

“Hay gente que quiere ahogar el sufrimiento muy rápido, pidiendo una pastilla para ser feliz”, relata, olvidándonos de que hay remedios que tienen un efecto más inmediato y no son químicos. “Basta con hablar con una amiga o abrazarnos, porque es más efectivo y rápido que cualquier fármaco”, asegura.

 Sin embargo, si de ansiolíticos se trata, el mejor, sin lugar a dudas, en su opinión, es la actividad física. “Mover el cuerpo nos ayuda” en el momento. En el libro, indica que “algunos estudios muestran cómo la capacidad aeróbica se relaciona con capacidades cognitivas como la lógica y la matemática y con otras más transversales como la velocidad de procesamiento de la información, el manejo de la información espacial o la capacidad de autocontrol”.

La inactividad física, por el contrario, contribuye al aumento de enfermedades no transmisibles y es el cuarto riesgo de mortalidad global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), dado que está vinculada al desarrollo de patologías cardiovasculares, como la diabetes o la hipertensión, pulmonares, músculo-esqueléticas o el cáncer.

“Es preciso enfatizar en la importancia del ejercicio físico en niños y en adolescentes, no solo en la vejez”. Finalmente, Molina dice que no podemos perder de vista que “tenemos el potencial para influir tanto en lo que hemos recibido por genética como en las circunstancias ambientales”.

Al respecto de esto último, pone sobre la mesa la necesidad de “plantearse dónde debemos vivir, cómo debemos ambientar nuestra vivienda o las rutas que convendría seguir cada día para que el impacto de la naturales en nosotros sea mayor y podamos contar con reguladores bio de nuestro bienestar”. No se trata únicamente de estimular el sentido visual, sino también de estimular el oído, el olfato, el tacto y el gusto.

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