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Jueves 14/11/2024
 

Valencia

La Vicealcaldesa afirma que decir que se vive de espaldas al mar es una tontería

La ciudad tiene una serie de barrios que viven frente al mar y que hay que potenciar, afirma Sandra Gómez (PSPV)

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  • Sandra Gómez. -

La vicealcaldesa de València, Sandra Gómez (PSPV), califica de "tontería", además de "falso", decir que esta ciudad vive de espaldas al mar, pues València no es solo "de Navarro Reverter a Cirilo Amorós y las Grandes Vías", sino que tiene una serie de barrios que viven frente al mar y que hay que potenciar.

Durante los Desayunos de la Agencia EFE en el Colegio de Abogados de Valencia, Gómez se refería así a una propuesta de la candidata del PP a la Alcaldía, María José Catalá, y afirma que quien habla de abrir esta ciudad al mar es que "no la conoce" y "no ha vivido nunca en ella", al tiempo que lamenta la falta de proyecto del PP, pues todas sus propuestas, dice, "van en relación con el proyecto de los años 90 de Rita Barberá".

"Cuando hablan de València al mar se refieren a la ampliación de Blasco Ibáñez, que no es otra cosa que intentar que la gente que vive en Cirilo Amorós llegue cinco minutos antes al mar en el coche. Para mí potenciar la fachada marítima de la ciudad de València es otra cosa", defiende.

Para ella, es reconvertir la Marina, que los populares "olvidaron y dejaron morir", en un espacio de innovación y de referencia social y cultural; rehabilitar El Cabanyal; potenciar Nazaret llevando la L-10 de Metrovalencia; que el barrio de La Malvarrosa recupere la convivencia, o acabar el PAI del Grao que dejaron "totalmente olvidado y defenestrado como un gran erial".

"Seguir hablando de València al mar con las ampliaciones de avenidas es no conocer la realidad de la ciudad y sobre todo, de tener una mirada muy pequeña sobre València", señala.

RECUPERAR LA CONVIVENCIA EN LA MALVARROSA

Una de las preocupaciones de la vicealcaldesa es "poner en el centro de la acción política los barrios de las familias trabajadoras", entre ellos el de la Malvarrosa, donde se trabaja para recuperar la convivencia con un plan de regeneración que se desarrollará en el primer trimestre del año.

Insiste, "sin complejos y sin miedos", en la necesidad de derribar parte de las casitas rosas para recuperar la convivencia. "La Malvarrosa lleva ya muchos años con el lastre y con el castigo de tener una zona que no es de familias vulnerables, sino que es un centro de delincuencia".

Tampoco quiere que ese foco de delincuencia se traslade a otro lugar de la ciudad y pide más ambición desde el punto de vista de la seguridad pública. "No me voy a resignar a que un barrio tenga que estar condenado a la delincuencia porque en algún sitio tiene que estar", afirma, y señala eso requiere de la implicación del Gobierno.

ATAJAR EL BOTELLÓN

Otra de la preocupaciones de Gómez relacionada con la convivencia es el botellón, un problema que, según explica, "atajará de forma efectiva" la nueva ordenanza de convivencia que impulsa el Ayuntamiento, y que está pendiente de un dictamen de los servicios jurídicos, no vinculante pero preceptivo, para poder ser aprobada por la Junta de Gobierno Local.

La nueva norma propone sanciones administrativas cuando haya una concentración de personas que a determinadas horas estén generando ruido y alterando el descanso de los vecinos de la zona, que, a su juicio, "debería ser casi un derecho fundamental porque afecta a nuestro bienestar emocional y psicológico".

"En una ciudad no se puede permitir que a las 2 o a las 3 de la madrugada haya música o haya concentración de gente, no por la concentración de gente en sí, sino por el ruido que provoca esa concentración en espacios residenciales", indica.

JORNADA DE CUATRO DÍAS

Sobre el proyecto piloto del alcalde de València, Joan Ribó, para aplicar una semana laboral de cuatro días, cree que el cambio que realmente tiene que producirse es en el modelo laboral y de jornadas laborales.

"Yo prefiero trabajar 5 días y acabar a las 3 o las 5 de la tarde", asegura, y destaca que la jornada intensiva "es la que permite conciliar y que un padre o una madre no sienta que se está perdiendo la vida de sus hijos". "Eso no lo apaña un día", añade. 

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