El final del verano llegó y tú partirás... El comienzo escolar marca firme ese fin porque las familias tienen que volver a organizarse. Atrás quedaron los “mi arma” y “sipote” que ahogaban a los “quillo” y “pisha”. La relativa normalidad nos ha dejado un típico verano de terrazas llenas y agobios de camareros, de mesas conquistando acerados y carreteras, de colas de comensales en espera, a la conquista de un turno interminable y de bienestar económico que es la única válvula de escape de nuestra comarca para aliviar la maltrecha economía. Las playas pasaron, de la cercanía de las sombrillas, del buscar dónde ponerse sin molestar y ser molestado, a aparecer el indeciso que con tanto espacio no sabe si cerca de la orilla o lejos de ella. Ha sido un verano de mucho turismo, con pocas plazas de aparcamientos, pero demostrando que La Janda está de moda por sus paisajes, playas y por sus gentes.
Debemos cuidar nuestro patrimonio y dar valor a lo que tenemos, las virtudes de la naturaleza están por encima de los defectos humanos que deben ser corregidos. Somos el destino preferido de los españoles y únicamente la ostentosidad de ciudades como Ibiza o Marbella desvían un turismo extranjero poco conocedor de rincones como éste. Ese es nuestro secreto que cada vez conoce más gente, somos un destino turístico acorde a bolsillos llenos y otros no tanto.
Ofrecemos buen clima, diversión, simpatía, gastronomía, tranquilidad y menos masificación en meses menos turísticos. Quien viene, repite y desea vivir aquí, somos la envidia nacional en verano. Ahora nos llega el otoño y el invierno que, si bien es menos frío que en años anteriores, volverá cargado de virus de la gripe, de Covid y vaya usted a saber que más... tiempo de amantes de los edredones, del ‘encogío’ andando por las calles y de las capas de ropa como cebollas. Donde a las seis y media oscurece y se llenan los hogares de calidez. Mientras tanto el otoño se sigue pareciendo al verano, por las escasas lluvias y las olas de calor. Hay que recordar que un aumento de la temperatura de tan solo un grado, podría suponer un aumento de la probabilidad de muertes por enfermedades cardio-vasculares.
El 30% de la población se encuentra expuesta a un calor durante 20 días al año, que le puede provocar problemas de salud y en el 2100, el porcentaje sería ya del 48%. El calor provoca cada año en España 1.300 muertes, además de caídas, deshidratación, desorientación y desmayos. Especial cuidado tienen que tener las personas mayores y aquellas que toman mucha medicación como antihipertensivos o diuréticos (medicamento para orinar).
Mientras llegue el invierno y siga este calor recuerden: persianas abiertas, ventiladores, adaptar la alimentación a algunas comidas frías y beber litro y medio de agua por lo menos al día. Mientras tanto seguimos con el ojú que caló, que pronto cambiaremos por el qué frío hace ya y ojalá que cargado de lluvias intermitentes
