Cada vez menos margen y con un tercio de la temporada finiquitada, el Málaga no se puede permitir más pérdidas de puntos. Este jueves a las 21.00 horas, un día festivo presumiblemente pasado por agua, hay partido grande en La Rosaleda. Uno de esos derbis que no hace mucho se daban en Primera pero que ahora vuelve a repetirse en el segundo escalón, aunque con situaciones muy distintas. Málaga y Granada. Unos tanto y otros tan poco.
“Sigo pensando que este equipo a finales de enero sale del descenso”, decía con total confianza Pepe Mel en la previa de este partido. Con la permanencia a cuatro puntos, las opciones para ganar deben ser las mismas que el Granada, analiza el técnico. “Jugamos aquí, vamos a salir a por todas para ponérselo muy difícil. Potencial tienen, pero si prevalecen nuestras virtudes les pondremos en problemas. Ambos queremos ganar y para el espectador será un buen partido”, promete el madrileño.
Al partido se llega con varias bajas que obligan a Mel a tirar de cantera. Para eso no le tiembla el pulso. Issa Fomba apunta incluso al once inicial y ha confirmado que Juanmita, extremo de uno contra uno y desborde, “tiene lo que necesitamos. Lo que tengo que pensar es si es el momento de ponerlo de inicio o esperar otro momento”.
Bajando al barro de la realidad, el Granada es favorito para asaltar La Rosaleda, a pesar de sus estadísticas. Hay temor a su rendimiento fuera de casa. A los granadinos les cuesta un mundo rascar triunfos fuera de Los Cármenes. Es el cuarto peor visitante de la Segunda División: solo ha sumado cinco puntos y la única victoria fue en la jornada 1 en Ibiza.
Se cruzan en el camino dos plantillas repletas de nombres llamativos, pero solo hay una donde realmente funcionan y visten de rojiblanco. Aunque ambos equipos, salvando distancias, tienen sus taras de cara a gol. “Tenemos que ser más contundentes y protagonistas en el área rival”, decía Mel.
Pólvora mojada
Llama la atención otro dato del Granada que deben romper y es que solo han anotado dos goles a domicilio, los dos en el mencionado duelo ibicenco, por lo que llevan desde agosto sin marcar. Ahora que el Málaga ha frenado la hemorragia y ha encontrado regularidad defensiva a pesar de las lesiones, esto puede servir de visión positiva.
Es un claro ejemplo de lo que fue el Málaga en sus inicios de la temporada anterior, ese equipo que en casa es invencible, pero cuando sale de la zona de seguridad, se desinfla. Por ese motivo, esta plantilla nazarí, llamada a volver a Primera cuanto antes, ocupa la séptima posición.
Eso los hace más peligrosos. Con Paco López en el banquillo tras el reciente adiós de Aitor Karanka, el vecino andaluz busca ser lo que es en su feudo: un equipo con mucho gol, con el máximo artillero en su once titular, el albanés Uzuni (9 goles). Tienen una columna vertebral muy fiable con Raúl Fernández en portería, el exmaguista Ignasi Miquel, Melendo, Callejón, Jorge Molina y el propio Uzuni.
Desde la prensa granadina hablan también de una cierta “ansiedad de gol” de Jorge Molina, precisamente lo que ocurre en estos lares con su excompañero de ataque Rubén Castro. El caso del de Alcoy, algo peor: lleva solo un gol en Liga y lo anotó en la última victoria (3-1) ante el Alavés.
Dos pistoleros con poca precisión, que se resisten a la biología y siguen empeñados en elevar el nivel goleador de sus equipos teniendo 40 y 41 años. Aunque Granada y, sobre todo, Málaga, deberán ser mucho más que estas dos puntas de lanza. Cada vez más en juego por lo alto y por lo bajo de la clasificación.