“La situación en Jerusalén es de calma absoluta”, dijo ayer a Efe el portavoz de la Policía, Miki Rosenfeld, quien añadió que en cualquier caso, “3.000 agentes se mantienen en alerta en Jerusalén Este para prevenir que surja violencia esporádica”.
“Esperamos que la jornada de hoy sea tranquila, pero no vamos a correr ningún riesgo”, dijo el portavoz, que informó que las revueltas del martes en la parte ocupada de la ciudad terminaron con 75 palestinos detenidos y 15 oficiales de policía heridos.
Según fuentes palestinas, medio centenar de manifestantes árabes resultaron también heridos en las confrontaciones, que fueron reprimidas por la policía con balas de acero recubiertas de caucho, gases lacrimógenos y bombas de estruendo.
Los pasos fronterizos con Cisjordania se abrieron de madrugada, tras cinco días de cierre total. El martes se registraron enfrentamientos entre manifestantes palestinos y policías israelíes en Jerusalén Oriental, sobre todo en la vieja ciudadela amurallada, los barrios de Ras el Amud y Wadi Joz, el campo de refugiados de Shuafat y las aldeas vecinas de Isawíe y Abu Dis.
Las revueltas se produjeron tras el anuncio de Israel de nuevas construcciones en colonias judías en el Jerusalén palestino y la inauguración de una histórica sinagoga en la ciudad vieja, situada en la parte ocupada de la ciudad.