El paisaje humano que pulula por el Arcos urbano nos depara sorpresas agradables muy de vez en cuando. Una de ellas ha sido estos días conocer al músico y artesano argentino Carlos Alberto Benítez, un hombre de 64 años de edad que, como tantos artistas que visitan la localidad, pretende echar raíces en nuestra tierra, desde la que –dice– descubrir otros puntos de la geografía andaluza. Nació en la localidad de Villa María, en la provincia argentina de Córdoba.
Recalar en Arcos no es en su caso un hecho fortuito, pues su bisabuelo, Sebastián Benítez García, nació en la vecina San José del Valle, pero a finales del siglo XIX marchó a Argentina. La familia regresó a Arcos donde vivió varios años, para volver de nuevo más tarde a Argentina. En esas idas y venidas se afianzaron los vínculos con nuestra tierra.
Con cierta frecuencia, lo podemos ver actuando en plena calle con su guitarra, haciendo sobre todo versiones de otros artistas que le encandilan por su estilo. Es el caso de Manolo García, Serrat… hasta Lola Flores. Interpreta canciones en italiano, portugués e incluso en francés. Especialmente le gusta la música cubana y brasileña. Carlos Alberto se confiesa un músico con buen oído y buena voz.
Ya en los años ochenta, con apenas 21 años, vivió intensamente el movimiento posiblemente más influyente en la música española de las últimas décadas, la conocida como ‘Movida madrileña’. De hecho, tocó en alguna ocasión junto a Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto Pérez en aquel legendario grupo que tan solo publicó un disco bajo el nombre de ‘La Mandrágora’. Guarda con gran celo una fotografía de aquella época que salió en la portada de una conocida revista musical. En aquellos años conoció a una joven con la que tuvo a su hijo Gonzalo, de profesión pianista.
Gracias a la música, y a su trabajo de artesanía -fabrica bicicletas en miniatura con tan solo un alambre de aluminio-, ha recorrido varios países a lo largo de su vida. Ha vivido en Inglaterra, Francia, Bélgica, Brasil…
Pero más allá de las razones familiares que le ligan a Arcos, desde un primer momento vislumbró una ciudad muy interesante por su arquitectura y por su ubicación sobre el tajo de la peña. Aficionado al senderismo, le gustan lugares como El Santiscal o la Cuesta Noriega por donde suele pasear. El tiempo que lleva entre los arcenses ya le ha granjeado un grupo de buenos amigos que de alguna manera lo apoyan.
Con espíritu crítico, se lamenta de que mientras actúa en bares del casco antiguo soporta el paso de los vehículos que tantas molestias producen al público y a los artistas.
Pero el invierno viene frío, que decía la canción, y las actuaciones al aire libre empiezan a flaquear. “El invierno viene duro”, apunta el argentino con su voz suave y amistosa. Seguro que su música y su forma de actuar merecen una ocasión para disfrutar de su arte. Su contacto es calbenitez59@gmail.com.