Tamara Falcó ha comenzado el año con una felicidad inmensa tras decir adiós al tan comentado 2022, pero sobre todo por la reconciliación sentimental con Íñigo Onieva, que se empezaba a fraguar desde el 24 de diciembre. Muy feliz y enamorada, la Marquesa de Griñón ha desvelado que se casará con el empresario en junio, manteniendo la fecha que tenían planeada desde antes de su ruptura.
En este contexto de inmensa felicidad, Tamara sigue con sus proyectos laborales. Este sábado, ha participado como jurado en un Showcooking que se ha llevado acabo en el Colegio Alborada de Alcalá de Henares, Madrid. La Marquesa de Griñón llegaba al centro muy sonriente, pero parca en palabras, ya que cuando le preguntábamos por el vestido que lucirá el día que se de el 'Sí, quiero' con Íñigo, ha guardado absoluto silencio.
A su salida, la Marquesa no bajaba la ventanilla para hablar con los medios allí presentes y evitaba desvelar si ha leído los relatos de Mario Vargas Llosa en los que denigran la vida que llevaba con su madre, Isabel Preysler, o incluso critica los rituales de belleza que madre e hija llevan a cabo en su día a día.
Lo que está claro es que Tamara sigue centrada en los fogones, uno de los hobbies que descubrió tras su participación en 'MasterChef Celebrity' y no quiere saber nada de las polémicas que tienen otros miembros de su familia, ya que bastante ha tenido con las suyas estos últimos meses.
Muy ilusionada, la influencer está viviendo uno de los momenos más especiales de su vida tras venir de su viaje de ensueño en el Polo Norte con Íñigo, que sin duda ha sabido reconquistar a Tamara cuando nadie apostaba por una reconciliación entre ambos. No cabe duda de que la hija de la Preysler tiene más claro que nunca que el amor de su vida es el empresario y ha apostado por esta relación como nunca antes.