Cansancio. Impotencia. Tortura. Decepción. Todas suenan ya manidas de tantas veces que fueron repetidas. Es que ya no quedan palabras para definir lo que le ocurre a este equipo, que por más que cambia de entrenador y de once y de campo y de lo que sea, lo que no cambia es de dinámica, del destino a Primera RFEF del que todos quieren huir y ninguno se atreve.
El gol de Manu Vallejo fue una puñalada, pero más lo fue que Esteban Burgos perdiera los papeles y le protestara al árbitro hasta acabar en la calle e hipotecara su equipo. Estas son las cosas que le suceden a los equipos con piel de descenso. Como no tirar a puerta ni hacer trabajar al portero rival en los 95 minutos.
Este equipo creado por Gaspar, que fue concebido sin extremos puros, bendice ahora tener a un jugador como Lago Junior, que fue de lo único salvable. A través de su verticalidad, el Málaga salió a por el Oviedo, un equipo rocoso y ordenado. Se le notaba algo tenso al equipo de Pellicer: dos errores en pases de Yáñez y otro de Javi Jiménez sembraron el terror momentáneo de una Rosaleda volcada.
En la primera parte se tuvo la pelota, pero volvió a faltar ese colmillo arriba que se pretendía tener con Fran Sol y Rubén Castro suministrados de balones por Febas y Lago Junior. La ocasión más clara, insospechadamente, la tuvo el Oviedo en las botas del exmalaguista Borja Bastón. La pierna de Rubén Yáñez evitó males mayores a poco de terminar los primeros 45.
Bastón se tuvo que retirar un minuto después de esa acción por lesión y entró Enrich. El goleador del cuadro ovetense (8 goles de los 16 del Oviedo en Liga) se llevó la pitada de su vida. No olvida la afición su deficiente paso por estas tierras. Con más intentos que ocasiones materializadas, el Málaga se marchó a vestuarios.
El Málaga, a veces seguro, a veces un manojo de nervios atrás, empezó a flaquear sobre todo por las imprecisiones de Bustinza y Javi Jiménez. Yáñez tuvo que despertar con otra parada y la cosa ya pedía cambios antes de llegar a la hora de juego porque andaban bloqueados. Y los hubo: Loren y Fran Villalba.
Entonces llegó el giro radical. El dichoso minuto de la debacle: el cabezazo de Manu Vallejo y la expulsión de Esteban Burgos. El Oviedo encontró el gol tras un gran centro de Lucas Ahijado que convirtió en oro el reciente fichaje, petición de Cervera. Aquello fue un barreño de agua helada que luego fue incendio con una roja a Esteban Burgos por protestar y dirigirse al árbitro De la Fuente Ramos en una actitud que le pareció suficiente para dejar a los locales con diez. El colmo de los males en Martiricos.
El Oviedo pasó a la defensiva, a guardarse el resultado, y al Málaga le tocó atacar entre cánticos de “¡Jugadores, mercenarios!” y la crispación de una hinchada harta de disgustos. Pellicer, por otro lado, metió fichas nuevas y colocó a Cristian de lateral izquierdo y a Ramón de eje. En el mar de impotencia, poco o nada sirvió a un equipo que por momentos parecía medio muerto, psicológicamente hundido. Incluso el Oviedo pudo sentenciar, pero Yáñez obró el milagro.
A cinco minutos del final, el Málaga no había tenido ninguna ocasión cercana al gol desde que acabara con diez. Con el pitido definitivo, estalló La Rosaleda y sus 17.000 sufridores. Quedan 16 jornadas y sigue estando más cerca la Primera RFEF que la Segunda División. Ser del Málaga es la pasión más dura y agotadora del universo.
Ficha técnica:
Málaga FC: Rubén Yáñez; Bustinza (Gallar, 85’), Burgos, Ramalho, Javi Jiménez (Cristian, 74’); Luis Muñoz, Jozabed (Ramón, 74’), Febas (Villalba, 57’), Rubén Castro, Lago Junior y Fran Sol (Loren, 57’).
Real Oviedo: Braat; Lucas, Tarín, Dani Calvo, Abel Bretones; Viti, Jimmy, Luismi, Koba (Montoro, 70’); Manu Vallejo (Moro, 82’) y Borja Bastón (Enrich, 43’).
Goles: 0-1, Manu Vallejo (min. 59).
Árbitro: De la Fuente Ramos. Amonestó con amarilla a Jiménez, Luis Muñoz y Villalba del Málaga CF y a Ahijado y Moro del Oviedo. En el minuto 60 expulsó con roja directa a Esteban Burgos.
Incidencias: Partido de la jornada 26 de LaLiga Smartbank celebrado en el Estadio de La Rosaleda ante 17.295 espectadores.
